El Papa recupera el legado de Abraham en la cuna de la civilización

Francisco visita Ur de los Caldeos, la patria del padre del monoteísmo


En el encuentro interreligioso que se celebró ayer en la llanura de Ur de los Caldeos había dos grandes estrellas. La primera, el gran zigurat enclavado entre las ruinas de la antigua ciudad sumeria que mandó construir el rey Ur-Nammu hace más de 4.000 años, protagonista de unos restos arqueológicos que recuerdan que esta tierra en Mesopotamia es la cuna de la civilización. La segunda, Abraham, o Ibrahim para los musulmanes, el profeta que según la tradición unió el destino de las tres grandes religiones monoteístas y cuyo espíritu ayer recuperó el papa Francisco, que no quiso perderse la oportunidad de visitar el lugar donde según el Génesis Dios le pidió abandonar su patria para dirigirse a Canaán.

En este escenario privilegiado el Papa presidió un encuentro con un centenar de representantes religiosos iraquíes, entre chiíes, suníes, zoroastrianos y yazidíes, aunque no había judíos, que casi no tienen presencia en este país y no cuentan con ninguna autoridad en Bagdad. En Ur Francisco pronunció un discurso muy trabajado en el que invocó la figura de Abraham, que el islam considera el primer musulmán, para recoser las heridas infringidas durante siglos.

El Pontífice habló de los creyentes cristianos, judíos y musulmanes como “hermanos” y descendientes del patriarca, por lo que deseó que “miren juntos el mismo cielo y caminen por la misma tierra”. “Contemplando el mismo cielo después de milenios, aparecen las mismas estrellas. Estas iluminan las noches más oscuras porque brillan juntas”, subrayó el Papa, leyendo un texto, estudiado al milímetro para no herir ninguna sensibilidad. “El cielo nos da así un mensaje de unidad –continuó–: el altísimo que está por encima de nosotros nos invita a no separarnos nunca del hermano que está junto a nosotros”.

“Me llamo Ibrahim, ¡Ibrahim (Abraham) es mi abuelo!”, exclamaba Ibrahim Abbas Mohamed, representante de los suníes en Nasiriya, uno de los que saludaron al Papa y después se hicieron una selfie ante el zigurat. “Nosotros, los dos, somos de este país. Si miramos los genes de todos los que estamos aquí lo verás”, añadía, después de explicar que tiene un doctorado en ciencias aplicadas.

Para la visita papal se tuvieron que construir unas carpas en medio del desierto, vigiladas bajo la atenta mirada de los soldados iraquíes que, tras comprobar que no existía ninguna amenaza al acecho, se lanzaron a pedir alguna foto a los periodistas extranjeros con el zigurat al fondo. Los restos arqueológicos, muy populares entre los visitantes occidentales entre los años setenta y ochenta, han quedado olvidados tras las décadas de guerra e inestabilidad política en el país que han ahuyentado a los turistas internacionales.

La visita papal puede poner en el mapa unas ruinas arqueológicas olvidadas por la guerra

El zigurat, atacado durante la Guerra del Golfo, fue restaurado en 1999, ante la esperada visita de Juan Pablo II, pero sus responsables dicen que se cae a trozos por falta de fondos. En Ur de los Caldeos esperan que la visita del Papa vuelva a poner en el mapa estas ruinas mesopotámicas y lleguen más inversores para mantener a flote el parque arqueológico, nombrado patrimonio de la humanidad por la Unesco.

“Mi padre me llevó aquí por primera vez cuando tenía diez años. Sentí una emoción que todavía hoy me persigue”, comentaba el representante chií local, Mohamed Mahdi Mohamed. “Me ha gustado mucho que el papa Francisco haya elegido venir precisamente a Ur”.

Los iraquíes esperan que la visita del Papa contribuya a dar una respuesta a los jóvenes que se están manifestando constantemente en esta zona del sur del país, en Nasiriya, uno de los escenarios de una serie de fuertes protestas populares contra la pobreza y la corrupción que llevaron a presentar la dimisión al anterior primer ministro, Adel Abdul Mahdi, a finales del 2019. Hace solo una semana seis manifestantes murieron y decenas resultaron heridos. Mohamed Mahdi Mohamed tenía un deseo: “El viaje papal tiene muchos mensajes. Esperemos que ayude a dar oportunidades a estos jóvenes”

EL MILAGRO DE LAS BIBLIAS QUE SE SALVARON DEL CALIFATO DEL ESTADO ISLÁMICO

Los iraquíes recibieron al Papa en el norte del país, donde cientos de libros sagrados esquivaron la destrucción de los yihadistas escondidos tras una falsa pared de cemento

Los extremistas se emplearon de forma sistemática. Usaron martillos para arrancar las figuras, las cruces y las inscripciones en lengua siriaca esculpidas en la piedra.

Biblias emparedadas que se salvaron del Estado Islámico en el monasterio cristiano de San Behnam, Irak.

JAVIER ESPINOSA EL MUNDO