Ciencia y Religión ante la pandemia del Covid-19

Globalización, familia, espiritualidad, vulnerabilidad: los ‘Diez Mandamientos’ del futuro postpandemia


Fernando Vidal

“Esta experiencia de miedo y muerte va a dejar una huella indeleble en nosotros”. El sociólogo Fernando Vidal trazó las claves del futuro postcoronavirus. Un futuro optimista, pero también realista, que se topa con nuevos miedos, aumentos del suicidio, una revolución en las relaciones familiares y laborales, y que podría ser frenado por las estructuras gubernamentales.

Vidal y la profesora Sara Lumbreras, quien abundó sobre el ‘Transhumanismo y nuestra confrontación con la finitud’, abrieron el foro ‘Ciencia y Religión ante la pandemia del Covid-19’, coordinado por José Manuel Caamaño y organizado por la Cátedra Francisco José Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Pontificia Comillas.

“¿Vamos a cambiar realmente? Yo creo que tenemos la energía para cambiar, pero falta el vehículo y el tejido asociativo que permita a la gente lugares donde cambiar juntos y reflexionar la vida”, argumentó Vidal, quien advirtió que “existe un movimiento de cambio, pero nuestra estructura gubernamental va a minimizarlo”.

Cinco cambios previsibles

“Es difícil predecir cuánto van a cambiar las cosas estando desde dentro”, añadió el sociólogo, quien se preguntó si el del coronavirus va a ser “un cambio civilizatorio” o no llegará a tanto. “¿Vamos a aprender algo?“, se preguntó. Ante esto, planteó cinco cambios previsibles: la digitalización (con los cambios en el teletrabajo y la decepción ante las redes); la salud; el edadismo (discriminación por razón de edad), “que ha venido para quedarse”; la sociedad civil, con “una experiencia profunda de revecinalización”; y la globalización.

De cara al futuro, Fernando Vidal planteó un ‘decálogo’ para la sociedad postcoronavirus. Es el siguiente:

1) Expansión global de la conciencia ecológica. Porque esto es una crisis ecológica. Más credibilidad del cambio climático y sexta extinción. Relegitimación del discurso ecologista. El miedo se va a transformar en conciencia ecológica.

2) Mayor compromiso con la Salud Global.

3) Mayor papel global de la sociedad científica y de la confianza en la ciencia, a la vez que aumenta la desconfianza en la tecnocracia (redes, etc.).

4) Mayor conciliación trabajo-familia. Una nueva reintegración del trabajo en la unidad doméstica, revirtiendo el proceso de separación iniciado en el segundo tercio del XIX, 1830.

5) En consecuencia, mayor dedicación a la relación familiar, por el conflicto, por el aumento de demanda. Mayor importancia de la familia (por lo negativo y positivo, mayor ocupación de la mente). Consecuencia a largo plazo: aumento de la conyugalidad positiva y mayor relación con los hijos.

6) En consecuencia, un cambio en el modelo de masculinidad. Regreso de la familia como valor para los varones.

7) Mayor revinculación vecinal como respuesta a la soledad.

8) Aumento de la reflexividad aplicada al trabajo, problemas de engagement (de sentido en el trabajo), más procesos de carrera laboral.

9) Mayor preocupación por el propósito vital, una nueva cultura de la muerte, más importancia de la meditación, el silencio, la conversación. También aumento del suicidio. Más relevancia de las espiritualidades y religiones. Las religiones solo tendrán la relevancia que el mundo necesita, si se hacen más espirituales. Solo si las religiones son comunidades espirituales y sapienciales, podrán cumplir el papel que el mundo necesita para dar propósito y sentido a la vida.

10) Probablemente, más demanda de vida lenta y avance de la sociedad de los cuidados.

El ser humano, en el centro

Por su parte, Sara Lumbreras defendió el paradigma del transhumanismo, que “nos puede llevar a una etapa mejor, más justa, más próspera, más humana”, siempre colocando “al ser humano en el centro”.

“Nos encontramos ante una encrucijada, pero soy optimista: o hacemos las cosas mejor, o las hacemos mejor”.