Frase evangélica: «Las prostitutas os precederán en el camino del reino»

1. Mateo sitúa esta parábola después de la entrada de Jesús en Jerusalén, junto a otras  parábolas que suscitan la polémica con los jefes judíos en tomo a la autoridad de Jesús. El  mensaje de este texto es obvio: entra en el reino el que hace, no meramente el que dice. El  que dice y no hace es fariseo, enemigo de Jesús.

2. Para mostrar el nuevo valor del compromiso efectivo, el relato pone de manifiesto el  contraste entre dos hijos. La conducta del primero evidencia la culpabilidad del segundo.  Jesús se dirige a aquellos cuya conducta está representada por el hijo segundo: obedecen  con palabras, no con hechos. Son los «justos» oficiales que no cambian de conducta, que  no se convierten.

3. Para caracterizar el cristianismo auténtico, la parábola opone el hacer al decir.  «Hacer» significa obrar según el evangelio. Es decir, la fe cristiana es respuesta personal a  Dios, que llama a conversión por medio de las obras. Los «publicanos y prostitutas»  representan hoy al pueblo marginado, que, en el fondo, «escribe» (obra) como Dios quiere:  derecho con renglones torcidos. Por el contrario, los que se consideran «justos» rechazan  la conducta evangélica. Algo parecido dice la sabiduría popular: obras son amores y no  buenas razones; o, de otro modo: no es lo mismo predicar que dar trigo.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Cómo es nuestra obediencia a la llamada de Dios?

¿Cuándo somos «justos» y cuándo somos «publicanos y prostitutas»?