Frase evangélica: «¿Cuantas veces le tengo que perdonar?»

1. La conclusión del discurso eclesial de Jesús sobre las relaciones de los hermanos en comunidad expresa que el perdón es una regla fundamental de la vida cristiana. La actitud de perdonar contrasta con la reacción que brota ante una injuria: la venganza.

Posiblemente la ley del Talión («ojo por ojo, diente por diente») constituyó un avance, al limitar la intensidad de la represalia. Pero el evangelio de Jesús rechaza esta ley: no hay que vengarse, sino perdonar siempre. De este modo se ilumina la quinta petición del Padrenuestro: «perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

2. En la parábola del deudor perdonado pero sin entrañas, aparece tres veces la palabra «perdón». Dirigida a Pedro y a todos los discípulos, indica que Cristo perdona y exige el perdón. La parábola, claro está, es una descripción oriental en la que todo es exagerado y casi inverosímil: la deuda del criado, la misericordia del personaje, la vehemencia del hombre perdonado y la reacción del rey. Con este lenguaje se pretende hacer ver dos reacciones opuestas: por una parte, la del señor para con su empleado insolvente y, por otra, la de éste para con su compañero de servicio.

3. El rey es Dios, dueño de la vida y de la muerte. Ante Él todos somos deudores insolventes. Pero en la Iglesia somos todos hermanos que se aman y se perdonan. Sin perdón fraterno no hay comunidad cristiana.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Por qué nos cuesta tanto pedir perdón y perdonar? 
¿Hemos recuperado de nuevo el sacramento del perdón?