Salmo CXLIV
R/. Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Abres tú la mano, Señor, y nos sacias de favores
¡Que Dios nos sacie de favores¡ Esa es la teología dominante para el creyente del Antiguo Testamente
La devoción a Iahvé buscaba favores. El amor a Dios no debería ser una moneda de compra.
Luis Alemán Mur