Domingo de Pentecostés

Juan 20,19-23:

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor

El Pentecostés es una festividad de carácter religioso que se celebra cincuenta días después de la Pascua, poniendo término al periodo pascual.

Para los judíos, el Pentecostés supone la celebración de la entrega de la Ley a Moisés en el monte Sinaí, cincuenta días después del éxodo

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados

Hermanos: “Nadie puede decir “Jesús es Señor”, sino por el Espíritu Santo. Y hay diversidad de carismas pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones pero un mismo Dios que obra todo en todos”. (1 Cor)

Corinto era una ciudad griega en la que el incipiente cristianismo creó infinidad de problemas al apóstol Pablo.
“Algunos dicen: «Yo soy seguidor de Pablo». Otros dicen: «Yo sigo a Apolo» o «Yo sigo a Pedro», o «Yo sigo únicamente a Cristo”

Han pasado muchos siglos, y lo creyentes seguimos con similares tendencias: unos preferimos a Francisco; otros siguen apegados a Ratzinger y otros a Wojtyla.

¿No faltará fe en el Espíritu Santo?

Luis Alemán Mur