El “boomerang cismático” de los anti-Bergoglio

Ahora son ellos los que se dividen

Sarah y Viganò se enzarzan por un manifiesto ultra sobre el coronavirus

 

Tanto trabajar por un cisma… que al final lo están por conseguir. Solo que un detalle: dentro de su propio grupo conservador y anti-Bergoglio. Esta semana dejó una de las imágenes más disparatadas del sector anti-Francisco, con acusaciones cruzadas que develan la falta de confianza entre ellos, al punto que se filtran las grabaciones de las llamadas mutuas y se acusan de faltar a los compromisos asumidos. Un termómetro de cómo se desintegra el anti-Bergoglismo en momentos en los que el pontífice argentino marca el liderazgo mundial en la lucha contra el coronavirus.

La historia es compleja pero muestra cómo se va desintegran el supuesto frente anti-Bergoglio: El cardenal guineano Robert Sarah, uno de los referentes del sector conservador contrario al papa Francisco, negó haber firmado un texto de purpurados y periodistas conservadores en el que trazan teorías conspirativas sobre el coronavirus y aseguran que las respuestas a la pandemia “son una excusa” para frenar la libertad de culto.

A través de su cuenta de twitter, Sarah aseguró que puede compartir “a título personal” algunos aspectos de la carta titulada “Por la Iglesia y por el mundo” pero que explícitamente pidió al autor de la misiva, el ultra-conservador Carlo Maria Viganò no aparecer como firmante.

Viganò, arzobispo italiano de 79 años, saltó a la fama dentro de los sectores conservadores en 2018, tras haber pedido la renuncia del papa Francisco alegando que el pontífice conocía un caso de abusos en Estados Unidos, aunque no aportó pruebas a la Justicia.

Tras el desmentido de Sarah, el arzobispo italiano filtró a la prensa las grabaciones de sus conversaciones telefónicas y lo acusó de faltar a la verdad.

En la carta publicada por Viganò en el sitio ‘Veritas Liberabit Vos‘ (la verdad los hará libres), los grupos conservadores aseguran que “la salud pública no debe ni puede convertirse en una excusa para infringir los derechos de millones de personas en todo el mundo, y mucho menos para privar a la autoridad civil de su deber de actuar con prudencia en pro del bien común”, según la transcripción que mostraron algunos sitios de prensa.

Sarah, Viganò, Müller, Zen…

Sarah, quien en enero se vio involucrado en un escándalo al incluir sin su consentimiento la firma del papa emérito Benedicto XVI en un libro con críticas a Francisco, insistió en las redes sociales: “yo no firmé”.
Otro firmante de la misiva son el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, a quien Francisco removió en 2018 como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe por su poco interés en investigar los casos de pedofilia dentro de la Iglesia.


Benedicto y Viganó

También aparece entre los purpurados que apoyan el texto de Viganò Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, crítico semanal del acuerdo que, en septiembre de 2018, firmaron China y el Vaticano para le designación conjunta de obispos.

En la carta, que también suscriben periodistas contrarios al Papa como Aldo Maria Valli, los grupos conservadores exigen “una autonomía absoluta en los asuntos de nuestra jurisdicción inmediata, como las normas litúrgicas y las formas de administrar la Comunión y los Sacramentos”.