Salmo XCIV

R/Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón.»

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.

Ojalá escuchéis hoy su voz

Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras

Todos los pueblos, de ayer o de hoy buscaron sus dioses o sus ídolos.

El pueblo cristiano es continuador del pueblo israelí. El pueblo del Antiguo Testamento es el mismo del Dios del Nuevo. El cristiano nunca lo debería olvidar.

Luis Alemán Mur