Hay estómagos que, al llegar a la mayoría de edad, explotan porque les hicieron tragar ruedas de molino en su niñez o en su juventud. La náusea puede ser tan inaguantable que vomitan, ya sin control, hasta jirones de sus entrañas.

Después, les queda un asco tal que huyen instintivamente no solo de las ruedas de molino sino, incluso, de las yemas de Sta. Teresa.

Cuando las autoridades eclesiásticas hablan de la descritianización de las masas, de la secularización ambiental, de la paralización de la sociedad etc., lo que están constatando es esa náusea, ese asco que sembraron en las masas las ruedas de molino que la Institución eclesiástica (llámese Roma, Vaticano, clero, Papas, Obispos, inquisiciones, santo oficio, burocracia de sacramentos, culto enigmático, etc.)les hizo tragar en nombre de Dios, con el sello de una presunta garantía de “palabra de Dios”.

La sociedad, incluso creyente, le ha dicho, le sigue diciendo a la Iglesia: “¡Basta ya!. ¡No se escuden Uds. más en Dios para decir, mandar, exigir lo que a Uds. les parece y conviene. Basta ya. No se aprovechen más de Dios!”

Luis Alemán Mur