Domingo 2º de Cuaresma Ciclo A

Mateo 17,1-9:

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien se está aquí! Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»
Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo.» Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto.
Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis.» Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»


Palabra del Señor

Y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz

Mateo copia la narración de Marcos 9,2-10. Y ambos se basan en la tradición israelita sobre la revelación en el monte Sinaí: Éxodo (19-20) Algunas primeras comunidades cristianas sentían como obligación entroncar el legado de Jesús con la biblia judía. Así se consiguió que el Nuevo y Antiguo testamento fuera la base del llamado cristianismo.

Sí quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

“Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo”

La revelación de Dios, en adelante, se concentra en Jesús: agente mesiánico el Hijo de Dios a quien la humanidad tendrá que escuchar. De ahí que esta voz se repita varias veces, durante el evangelio. Ya está muy claro que la revelación de Dios se ha hecho hombre.

En Jesús de Galilea se centrará la historia. No hay más revelación de Dios.

Luis Alemán Mur