Editorial de “el mundo”. 15/1/20

Hubo que esperar al primer Consejo de Ministros para escuchar algunas respuestas de Sánchez, quien en un gesto de cinismo característico agradeció a los periodistas su “paciencia” mientras eran ninguneados por Moncloa durante las semanas en que se negociaron las cesiones al separatismo a cambio de la investidura. Ocurre que la rendición de cuentas solo es operativa en un gobernante que reconoce la vigencia del principio de no contradicción, o que conserva los escrúpulos necesarios para avergonzarse de colocar en la Fiscalía a su ministra de Justicia, conocida por sus injerencias en la Abogacía del Estado. No es, como sabemos, el caso de Sánchez. “Impecable”: así definió su elección de Dolores Delgado, a quien su hoy vicepresidente Iglesias reprobó por sus vínculos indecorosos con las cloacas del Estado. Pero el presidente no solo no mostró duda alguna respecto de la idoneidad del nombramiento sino que alardeó de él con el ademán desafiante que acompaña su agresiva manera de entender el liderazgo, sustentado por la más exigua, heterogénea y radical mayoría de la democracia. Y si alguien discrepa, es que pertenece a la derecha crispadora, retrógrada y abonada al bloqueo por el hecho de negarse higiénicamente a canjear jueces en otra renovación partidista del Poder Judicial.

Si no para extraer autocrítica alguna, la rueda de prensa sirvió al menos para clarificar la estrategia de Sánchez en lo sucesivo respecto del desafío separatista: sabotear toda respuesta judicial del Estado al golpismo catalán. El golpismo pasado, que arrastra numerosos trámites judiciales pendientes en los que la posición de la Fiscalía será crucial, como el que puede reactivarse en el futuro, pues confiar a ERC la llave de la legislatura es el mejor acicate para el envalentonamiento. El de ERC y el de Junts per Catalunya, entregados a una competición por ver quién explota mejor el chantaje al Gobierno. El PSC ni se molesta en disimular: ayer sostuvo parlamentariamente a Torra para impedir que se haga efectiva su inhabilitación. Su traición al votante constitucionalista de izquierdas en Cataluña está consumada: por puro cálculo de poder ha escogido militar en el bando separatista, que es el bando del desprecio a la ley y del desacato a las sentencias de los tribunales. Es decir, el bando antidemocrático. Y todo en el mismo día en que las autoridades penitenciarias de Lledoners se apresuran a conceder su primer permiso de salida a los Jordis; por supuesto, con Delgado al mando el recurso de la Fiscalía ni está ni se le espera.

La defensa del Estado es la primera misión del progresismo genuino, porque el Estado es la garantía de la igualdad de todos. Que Sánchez llame progresista a una coalición cuyas primeras decisiones se dirigen a proteger a los enemigos de la soberanía, tratando de situarlos por encima de la ley por la única razón de que son sus socios parlamentarios, es una broma macabra.

LA PEDANTERÍA ES EL PRIMER PASO A LA SOBERBIA

Si presumes de buenos modelos de vestuario; si gozas de buenas cuentas bancarias; si ocupas los más altos puestos de mando es lógico que sufras ataques de engreimiento y pedantería. Después te llega la soberbia. La soberbia no es un principio filosófico. Es un anexo comprensible a la naturaleza del hombre, ya se trate de varón o hembra. Incluso aplicable a cardenales de la iglesia o a ministras del gobierno. Lo cual no evita que este proceso produzca risa, sonrisa o hasta asco.

Cuando detrás de una actividad humana no hay un pensamiento serio sino solo instinto, es frecuente un cúmulo de payasadas. Si esto ocurre en el gobierno de un país ¡pobre país! O mejor dicho pobres ciudadanos de ese país.

Isabel Celaá la maestra, acaba de sentenciar: Los hijos no pertenecen a los padres”.

Señora ministra: No sé si por iniciativa propia o por indicación de su amado jefe, acaba Vd. de añadir un artículo a la constitución de España. ¿Pero a qué viene ahora esa payasada? Algunos creen que su jefe les ha pedido a sus más fieles que enreden lo más posible para distraer al personal y tertulias radiofónicas no piensen en las barbaridades que hace y piensa hacer. Y todos, empezando por los de VOX, caen en la trampa.

Señora Celaá, su transcendental meditación sobre los hijos quedará para siempre en su DNI

Luis Alemán Mur

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