La gran noticia del evangelio

 

La gran noticia, la del evangelio, es ésta:

Que nuestro problema no está: en nuestras relaciones con la divinidad, en nuestra “salvación” individual y eterna, sino en ayudar a terminar la creación del Hombre libre para que consiga ser Humano.

(Advertencia a los devotos del Vaticano: no sigan leyendo. Aviso que voy a meterme en arenas movedizas. Condénenme sin leerme. O después de leerme. Me entrego.)

Llegamos a la evidencia de que nuestro camino hacia la plenitud de una sociedad de hombres, libres y humanos, no pasa explícitamente por el culto hacia Dios. Ni por el conocimiento de la Naturaleza, ni por el conocimiento de la Historia. Sea Dios lo que sea, tenga la Naturaleza la autonomía que tenga, y haga la Historia quien la haga, nuestro camino pasa, inevitablemente, por el hombre. Y el problema no está en ayudar al hombre a que hable con Dios. El problema es que el hombre llegue a la plenitud de hombre, que es ser humano.

Cuando el hombre se libere de todo poder opresor, social, político, policial, de toda Torá, incluso del agobio del Templo llegará a ser hombre libre. Ese es el primer paso ineludible. Ahí comienza el hombre.

Y ahí está el problema: A pesar de tantos adelantos y progresos, más que buscar el desarrollo del hombre son muchos los interesados en dominar, subyugar, prescindir, o salvar el alma del hombre.

La realidad previa a cualquier solución política, teológica o filosófica es que:

– La mayor parte de los hombres estamos sin terminar.

– Hay mucho juguete o muñeca rota con rostro y apariencia de hombre o mujer.

– Hay quien no tiene pan, no tiene vino.

– Hay quien no tiene quien le ame,

– Hay quien no sonríe,

– Hay quien tiene miedo,

– Hay quien vive en una pura angustia,

– Hay quien arrastra cadenas. – Hace falta un ejército de manos humanas (eso son los misioneros y la gente buena), hacen falta muchas lágrimas, mucho bálsamo para curar tanto dolor en tanto hombre.

– Hace falta un gran encuentro.

No un encuentro de civilizaciones. Es la convivencia entre individuos lo imprescindible. La unificación de civilizaciones puede que ni sea conveniente ni posible. Lo que está en las manos de todos es el encuentro de uno a uno, grupo con grupo, aldea con aldea para seguir creando humanidad. El principio universal es llegar al convencimiento de que lo primero para todo pueblo, toda civilización, para toda religión, para toda raza, para cualquier iniciativa política, económica es conseguir Humanidad. El hombre es lo primero y está por encima de todo. Sí, incluso antes que Dios, si es que se cree en Él

Y es que Dios no necesita para nada del hombre ni de estados ni de las religiones. No hemos nacido para ser cristianos, musulmanes o budistas. Nuestro cometido es llegar a ser hombres y que los hombres creen humanidad.

A vosotros los que tenéis fe, y por tanto amáis a Jesús y al hombre, desde mi fe y mi experiencia me atrevo a deciros: No ayudéis al llamado tercer mundo. El tercer mundo, si se trata de estados, está gobernado por enormes sinvergüenzas, ladrones y canallas.

Ayudad a los hombres que viven en esas zonas. Pero no a sus gobiernos. Personalmente conozco Nigeria, Guinea Ecuatorial, Camerún, Senegal, Marruecos, Ecuador…Fui por negocios, para intentar ganarme la vida. Ahí aprendí y comprobé lo que digo. Las ayudas de Estado a Estado, de hecho, fomentan la corrupción. Hacen más ricos a los ricos, a los de allí y a los de aquí. A los necesitados, si le llegan, son migajas que agigantan la injusticia. Sólo algunas asociaciones cristianas, algunas ONGs, y acciones esporádicas de individuos, creyentes o no, buscan al hombre, ayudan al hombre.

Por desgracia, también pude experimentar, muy de cerca, la enorme corrupción y el enorme negocio montado con las ayudas masivas a las desgracias de mundo. Fui director de personal en la Asamblea Nacional de la Cruz Roja, cuando la gran corrupción con Leocadio Marín el socialista.

Recuerden que al único hombre a quien Jesús el de Nazaret le negó la palabra fue a un antecesor de estos ladrones del pueblo: Herodes. Sin embargo los herodes de hoy son besados y llamados primos o hermanos por otros reyes que se llaman católicos. Todo sea por el diálogo. Diálogo a costa de seguir chupando la sangre al hombre.

¿Para qué poner ejemplos? Vds. pueden conocer más que yo. Lo importante es no quedarse en las grandes cifras, ni en los profundos análisis, políticos, teológicos, o en las corrientes religiosas.