Frase evangélica: «Venimos a adorarlo»

1. «Epifanía» significa revelación, manifestación. De hecho, en la vida se dan muchas revelaciones superficiales, como son ciertas «apariciones», cábalas, horóscopos, etc. La manifestación de Dios es revelación a través de cosas sencillas, en consonancia con el evangelio, dentro de un clima de confianza y esperanza, para que la vida sea más humana y más cristiana.

2. La fiesta de Reyes es epifanía de un niño adorado por los magos, que representan al mundo pagano, a los extranjeros (universalismo de la salvación). Los magos se ponen en camino y retornan por otra senda (conversión como giro de conducta). Son guiados por una estrella (luz que proviene de Dios). Dan lo mejor de sí mismos.

3. Pero también es epifanía de un niño temido por los poderosos, a saber, los que ocupan los centros del poder y del dinero y se dicen «salvadores», cuando en realidad son dominadores y no se arrodillan ante Dios, porque se idolatran a sí mismos. Utilizan los saberes para matar. A veces si bien a pequeña escala, así somos también nosotros.

4. El centro de la Epifanía es la revelación de Jesús como Salvador, que está en la periferia, en el exilio, en el mundo ignorado, en los pobres y marginados. Para descubrirlo y adorarlo se nos exige una toma de decisión, ponernos en camino y llegar hasta el Señor. El niño es presentado por María, con la presencia de José, indispensable a pesar de no pronunciar palabra. Dios se hace presente en el mundo a través de quienes lo muestran con sus actitudes, más que con sus palabras.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Cómo hemos vivido las Navidades que han pasado?