La superiora se enamora de un hombre.

Y el convento se ve obligado a cerrar.

 

 

Esta superiora de 40 años, no volverá a vestir los hábitos tras su crisis vocacional


EFE / Roma (La Vanguardia) 23/11/2019 19:30

Un convento en Valtiberina (Toscana, centro) tendrá que cerrar sus puertas después de que la madre superiora sufriese una “crisis vocacional” y se enamorase de un hombre, ya que en el establecimiento religioso solo quedan otra monja de 80 años y dos novicias.

“Ella se enamoró. Se enamoró como sucede todos los días fuera de los muros de ese monasterio al que había decidido dedicar toda su vida”, escribe el periódico local La Nazione. Agrega que la orden que gestionaba el monasterio ha considerado que la hermana octogenaria no está en condiciones de poder dirigir el lugar y tendrá que buscar un nuevo alojamiento.

La relación sentimental que motivó el abandono de la vida comunal ya habría terminado, según este medio, pero la monja, de 40 años, no volverá en ningún caso a vestir los hábitos tras su crisis vocacional. En este monasterio residían también desde hacía poco tiempo dos novicias, reclutadas precisamente por la hasta ahora madre superiora, que tendrán que dejar la comunidad.

El convento no dependía de la diócesis ni del obispado, sino de la orden religiosa, que se ha visto incapacitada para seguir adelante con la gestión del mismo. La situación se enmarca en un panorama mucho más amplio de crisis de vocación en Italia, o “hemorragia de las vocaciones”, como las definió el papa Francisco, que se traduce en una falta de jóvenes que abracen la vida religiosa. Esto ya ha producido el cierre de varios monasterios e incluso de escuelas católicas, ya que también se ha reducido el número de las monjas profesoras en los últimos años.

 

Una madre superiora se enamora de un hombre y tienen que cerrar el convento en Italia

 

Por una relación sentimental de la abadesa del monasterio dedicado al turismo religioso, la Santa Sede echó a la abadesa, según confirma el obispo de Arezzo

Ángel Gómez Fuentes (ABC) 25/11/2019

 

Esta vez el cierre de un convento no es por falta de vocaciones, sino por una historia de amor. Hace tan solo cuatro años se había abierto el Monasterio de los Padres Capuchinos construido en el año 1611, situado en Sansepolcro, municipio de 16.000 habitantes de la provincia de Arezzo, en la región de Toscana, conocido entre otras cosas por ser la cuna del pintor Piero Della Francesca (1415-1492). Tras años de abandono, se concedió su gestión a las monjas benedictinas de la Congregación Olivetana, de vida monástica. La madre superiora era Maria Teresa Saccente, de unos 40 años, una monja enérgica, siempre sonriente y con gran capacidad para gestionar la reestructuración del monasterio y la acogida para el turismo religioso.

 

El convento, dedicado a San Bernardo Tolomei (1272-1348),con secular tradición de centro espiritual y de acogida, dispone hoy de 19 camas, además de diversos bungalós distribuidos entre olivos alrededor del monasterio, con gran espacio también para la celebración de bodas, bautizos y comuniones. Sor María Teresa había dado lustre y vida a este monasterio, un lugar entrañable para generaciones de fieles.

Misteriosa historia de amor

Ahora el convento cierra porque la madre superiora se ha visto obligada a abandonar los hábitos por una historia de amor, según cuentan los medios italianos. La superiora, organizadora también con gran éxito retiros espirituales y conferencias, mantenía una relación sentimental, que se habría interrumpido en algún momento por su propia decisión, ante su fuerte vocación religiosa.

 

Pero la aparente renuncia a su historia de amor no le evitó lo peor: El obligado abandono del convento. Ella misma lo ha confirmado al diario «La Repubblica»: «Las prácticas están en curso», mostrando cierta amargura: «La gente llora por el cierre del monasterio y yo también lloro. Lo que estoy sufriendo me marcará para toda la vida y será difícil que en el futuro yo disponga todavía ganas de tener relación con la Iglesia».

 

El obispo de Arezzo, Ricardo Fontana, confirma también que la superiora ha tenido que dejar el velo y los votos religiosos: «Yo no tengo nada que ver, ha intervenido la Santa Sede y todo se acabó», afirma el obispo a «Repubblica», admitiendo que «es un caso muy doloroso para las personas que están implicadas». El cierre se hizo inevitable porque en el convento solo quedaba una monja de 80 años y dos novicias. Muy pocas manos para hacer frente a una gestión compleja del monasterio.

 

Cierto misterio rodea la aventura sentimental de la madre superiora. El escándalo del que hoy dan cuenta todos los medios italianos, ¿es solo una historia del corazón? Maria Teresa Saccente deja entrever que en el tercer milenio es posible verse en una desventura más propia del pasado. Esta es su réplica: «Han querido hacer ver que todo ha sido una historia de amor. Dejemos que lo digan. El caso es mucho más complicado de lo que parece», afirma la ya exsuperiora.

 

Lamento por el cierre del convento

Quienes acudían al monasterio de San Bernardo Tolomei reconocen que «nunca se había visto semejante entusiasmo, porque el convento había renacido». En el municipio de Sansepolcro se lamenta ya su cierre, como reconoce el alcalde Mauro Cornioli: «El pueblo echará en falta este lugar espiritual y su espacio de acogida». Igualmente sienten pena y contrariedad las personas aficionadas al turismo religioso. El monasterio aparecía en la página web donde figuran las 4.000 estructuras de hospitalidad y acogida religiosa en Italia. Ha sido eliminado también de Facebook. Pero quedan aún en Google algunas opiniones de sus huéspedes, como la de Gabri Consigli: «Óptima acogida. Monjas de clausura, sí; pero joviales y disponibles. Ambientes muy limpios. Habitaciones sencillas con baño privado moderno. Lugar silencioso y con mucho verde. La comida de las mojas exquisita y abundante. Precios bajos, teniendo en cuenta el tratamiento». Otro huésped, Rosy, escribe: «Sitio ideal también para artistas en busca de inspiración».