Salmo XVI
R/. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.
V/. Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R/.
V/. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras. R/.
V/. Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R/.
Señor Dios mío, me da miedo decirlo. Pero creo que es verdad. Repaso mi larga vida y creo que me has guardado como a las niñas de tus ojos.
Me quedan muy pocos días.
Haz que mi muerte sea pronto y serena.
Con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar nunca me sacie de tu semblante.
Luis Alemán Mur