Frase evangélica: «El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido»

1. Las riquezas no son malas en cuanto tales, sino en cuanto que proceden, la mayoría de las veces, de la violencia, del despojo, del engaño y de la usura. Zaqueo, en su condición de jefe de los recaudadores de impuestos de Jericó, era un hombre rico. Atento a la cercanía de Jesús, quiso «verlo» y fue «visto» por el Señor.

2. Zaqueo, pequeño de estatura, «trataba de distinguir quién era Jesús», pero la gente se lo impedía. No pretendía comprar a Jesús, ni manipularlo, ni obtener de él su bendición. Al percatarse de la perdición a que le arrastraban sus riquezas, tomó una decisión: bajar del árbol (cambio, viraje) enseguida (sin demora) y dar lo que tenía (generosidad).

3. Jesús es el siervo-profeta alineado con los pobres y oprimidos, que invita a la conversión de todos y a todos ofrece su palabra. El encuentro de conversión, seguido de una comida, es signo del banquete eucarístico de los reconciliados. La «casa» es el entorno familiar de hermanos y amigos, a la vez que el lugar donde se reúne la comunidad cristiana.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Hacemos lo posible para encontrar a Jesús y convertirnos?

¿Somos generosos con nuestros bienes?