Frase evangélica: «El que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido»

Tema de predicación: EL AFÁN DE HONORES

1. Junto a los ídolos del dinero y del poder hay un tercer ídolo, no menos importante, que  es el afán de honores, cuya expresión más plástica nos la ofrece la imagen del banquete,  con su presidencia, sus lugares de honor, sus últimos puestos, sus discursos rimbombantes  y sus criados. Esta diversidad se advierte también a veces en las eucaristías cristianas.  Justamente en el evangelio de hoy, Lucas ofrece una teología de la asamblea cristiana, la  cual, por ser expresión del amor a Dios y a los hermanos, ha de ser fraternidad de iguales.

2. La asamblea cristiana está abierta a todos, pero con preferencia por los «pobres, lisiados, cojos y ciegos». El último puesto es el mejor, y el peor es el primero. Mejor dicho:  sólo se puede presidir desde la humildad y la justicia, desde la igualdad y la caridad.  Naturalmente, la riqueza impide la disponibilidad, mientras que la pobreza la favorece.

3. Para entrar en el reino hay que renunciar a los honores, hay que ser desinteresado, generoso, gratuito… Lo contrario de lo que hace el fariseo, el cual, sediento siempre de honores, busca un lugar destacado en las sinagogas y en los banquetes y gusta de ser  saludado en las plazas públicas.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Por qué nos gustan tanto los honores?

¿Se da a menudo entre nosotros la acepción de personas?