El psicólogo forense Francisco Maffioletti asesoró durante 14 años a la PDI y a la Fiscalía Nacional con más de 500 casos de abusadores sexuales. En ese lapso, hizo pericias psicológicas a sacerdotes católicos y a pastores evangélicos condenados por abuso, violación y explotación sexual infantil, y en 2013 sistematizó esa información en el primer estudio psicocriminalógico sobre 18 religiosos condenados en el país. En esta entrevista, analiza por primera vez el perfil de los curas abusadores chilenos y las dinámicas propias de la institución que los hacen posibles. “El aporte de la jerarquía de la Iglesia ha implicado que esto se haya alargado en muchos casos y se hayan generado muchas más víctimas”, dice.

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El año pasado, profundizaron ese trabajo con un nuevo artículo, sobre las reacciones y directrices de las conferencias episcopales latinoamericanas frente a la ola de abusos. Con el detalle de los casos desplegado en su pantalla, el psicólogo forense advierte que no puede hacer comentarios sobre pericias en particular, por razones éticas, pero sí desarrollar los rasgos psicocriminalógicos comunes entre los sacerdotes abusadores en Chile, que hoy, dice, deberían ser considerados para generar procesos de selección más profundos, con entrevistas realizadas por servicios externos a la Iglesia.

¿Los sacerdotes abusadores llegan al seminario ya siendo pedófilos?

—Entran no siendo pedófilos, pero ya con una personalidad bien asentada y definida. Uno podría pensar que se meten a esta institucionalidad porque tiene buen prestigio, porque los blinda, les da un manto de pureza y les permite no ser cuestionados. Nuestra hipótesis es que ellos alcanzan a percibir cierta debilidad intrapsíquica. El diagnóstico en estos casos es pedofilia, un patrón estable de atracción sexual por niños, que los perturba en el ámbito afectivo, social o laboral. Es un doble juego: por una parte, creen que allí les van a poner límites frente a eso que sienten y se les está escapando de las manos, pero por otra parte es una institución que se caracteriza por tener una posición de poder, por defender a ultranza a sus propios miembros y porque te garantiza el contacto cotidiano, próximo y cercano, con niños y niñas. Cosa que ellos buscan.

¿Cómo incide en ellos la obligación del celibato?

—Ese es uno de los grandes problemas de la Iglesia, porque lo que hace es inhibir una tendencia natural, la sexual, que es muy fuerte, se presenta en todos y que hay que tramitar de alguna manera. Hay que encauzarla y muy pocas personas pueden hacerlo como pretende la Iglesia, sublimando toda esa energía hacia una realización espiritual. Cuando se les prohíbe algo intrínseco a su naturaleza, que va a seguir pulsando todos los días, la única alternativa del sacerdote recién formado es irlo ocultando, haciéndolo a la mala. El celibato deberían asumirlo solo quienes crean estar capacitados para sobrellevarlo, y si en algún punto ven fragilidad en eso, deberían poder dejarlo, sin dejar de ser sacerdotes. No creo que eso disminuya ostensiblemente el abuso sexual, pero ayudaría a que busquen vías normales de tramitación del impulso sexual. La Iglesia tiene que cambiar su discurso respecto a la sexualidad, dejar sus idealismos y fantasías de santidad, y esta imposición a los sacerdotes y a los propios feligreses.

¿Eso potencia la posibilidad de casos de pederastia?

—Puede potenciarlo, pero no es obligatorio que así sea. Porque por otro lado tenemos a sacerdotes evangélicos, y también a gente común con familia, que igual caen en eso. El celibato propiamente tal no explica el abuso de menores, pero sí, cuando es impuesto, les exige a ellos tramitar sus impulsos sexuales por una vía oculta, y ahí es donde aparecen las distorsiones cognitivas, que es una forma de separar esa realidad sexual de lo que ellos son, a través de un mecanismo defensivo de disociación. Los sacerdotes abusadores pueden estar predicando el amor al prójimo, la compasión, la sensibilidad frente a las realidades de los otros, y en algún punto creyéndolo.

http://www.theclinic.cl/2019/06/20/en-la-mente-de-los-curas-abusadores/