No lo tiene fácil Francisco (María Corina Machado al Papa: “Entre el crimen y la justicia no hay punto medio”).

Llegó con la voluntad de reformar la Iglesia católica, pero quedó atascado en la gestión de los repetitivos escándalos sexuales que la sacuden (El Papa Francisco ordena abrir todos los archivos sobre el polémico Pío XII).

El papa argentino media entre la apertura y el secreto que caracteriza a la Institución.

En la víspera del aniversario de su elección, el extesorero de la Santa Sede y cercano al papa Francisco, el cardenal australiano George Pell, fue sentenciado a seis años de cárcel por abuso sexual a menores, una condena inédita para un cargo tan alto de la Iglesia católica.

Este miércoles 13 de marzo de 2019, el papa Francisco cumple seis años en el puesto de máximo representante de los 1.300 millones de católicos que hay en el mundo en medio de una coyuntura delicada.

En 2013, tras la dimisión sorpresiva de Benedicto XVI, el cardenal Jorge Mario Bergoglio ascendió a la función eclesiástica suprema. “El deber del Cónclave es dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo”, declaró en sus primeras declaraciones como el primer papa latinoamericano de la historia, desde el balcón de la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano.

Con un cambio de estilo, de la forma de actuar y comunicar, Francisco suscitó rápidamente el interés del mundo, fuera de los círculos religiosos usuales.

Consciente de cómo circula la información, el jesuita se apoderó con habilidad de la audiencia que tiene en el escenario internacional para defender sus causas.

“¡Es la globalización de la indiferencia!”, aseveró, unas semanas después de su posesión, en la isla italiana de Lampedusa, símbolo de la crisis migratoria que llegó a las puertas de Europa.

El Santo Padre no ha dudado en criticar la ausencia de políticas de los gobiernos frente a este drama.

Resulta más fácil desempeñar un papel diplomático que reformar la Iglesia

En el transcurso de los años, se ha expresado sobre diversos temas ‘calientes’ como la guerra en Siria o el acercamiento entre las dos Coreas. En 2013, la revista Time lo designó “papa de la gente” y lo nombró “personaje del año”.

Recorrió el planeta en su activo peregrinaje diplomático, pero sus mayores desafíos se encuentran entre los 0,44 km2 del Vaticano. Entre los muros de la Santa Sede, la pugna de poderes se ha hecho sentir.

Una de las primeras tareas de Francisco fue tratar de normalizar las finanzas del Estado, considerado como un paraíso fiscal y a menudo señalado por movimientos ilícitos de activos.

“Realizar reformas en Roma es como limpiar la Esfinge egipcia con un cepillo de dientes”, dijo Francisco, citando a un funcionario papal del siglo XIX. De hecho, no hay grandes transformaciones que se puedan notar adentro del Vaticano desde que Francisco llegó al poder.

Pero según analistas, tendrá que haber reformas si la Iglesia pretende mantener credibilidad a raíz de la crisis en curso. El carácter masivo de los abusos a menores de edad dentro de las esferas católicas obligó al pontífice a mover fichas y tratar de impulsar cambios frente al silencio y la complicidad al ocultarlos.

No obstante, es ahí que el papa ha pecado más, con declaraciones inapropiadas y actuaciones que no parecían estar a la medida de esta crisis estructural de la Iglesia.

Pese a la imagen que proyecta Francisco, los automatismos seculares vuelven a la carga cada vez que sea necesario. Como para dejarnos entender que el papa numero 266 pesa poco ante las tradiciones de poder que rigen su culto.