Una vez más, la Iglesia pierde un tren tras otro.

Se comprende que el Papa (los Papas) reculen siempre a la hora de eliminar el celibato obligatorio, porque se irían derrumbando los principios de la moral sexual y matrimonial de la Iglesia Católica:

1. La anticoncepción ¿Tendrían los curas casados de doce hijos para arriba? (Si me dicen que los del Opus los tienen, contestaré que el Opus tiene su caladero entre la gente rica, que puede permitírselos, pero ese no sería el caso de los curas casados)

2. Los divorcios o anulaciones (como queramos llamarlos) ¿Renunciarían a volverse a casar cuando un matrimonio saliese mal sin su culpa?

3. La relaciones prematrimoniales ¿Darían también ejemplo en esto?

4. Complicaciones políticas: los clérigos casados y con hijos dejarían de ser unos marcianos que flotan en los espacios siderales y se enterarían de cómo vive la gente, del trabajo que cuesta sacar a una familia adelante, de tener unos hijos que luego no encontrasen trabajo…..Lógicamente se alinearían con la gente corriente, y eso no le gustaría nada a los ricos y poderosos que apoyan a la Iglesia, a cambio de que mire para otro lado y les deje oprimir a la gente común. Menudo problema. Mejor que sigan célibes en su Planeta Marte.

Es importante entender que la doctrina católica acerca del matrimonio y el sexo, lejos de ser “tradicional” y venir el Nuevo Testamento, es el resultado de su evolución histórica, en paralelo con el celibato eclesiástico y que ambas cosas se necesitan la una a la otra, de forma que, si se suprime el celibato, se desintegraría la moral sexual y familiar del Catolicismo Actual (que no tradicional). Para no meterse en estos líos y no tener que cambiar una doctrina que se ha ido endureciendo a lo largo de los siglos, al compás de la imposición del celibato, “mejor” dejar las cosas como están y no meterse en líos.

El problema, como siempre que no se quiere meter uno en líos y se dejan las cosas como están, porque es lo más cómodo, es que –como se está viendo de forma acelerada- los fieles van por otro lado, por lo que tener un clero sin líos equivale a tener cada vez menos clero y, sobre todo, a tener un clero que cada vez sirve para menos, porque los fieles pasan cada vez más de lo que diga o dejen de decir. Una vez más, la Iglesia pierde un tren tras otro.

Un “comentario” firmado por Sota de bastos.