Salmo XXVIII

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz

V/. Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.

V/. La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.

V/. El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.

Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ante el Señor en el atrio sagrado

Estos días del recuerdo del nacimiento de Jesús son lógicos para aclamad a Dios. Días en los que nadie lo reconoce,

Y para postrarnos ante un niño. Quizá ante todos los niños del mundo: ante los que comen y ante los que tienen hambre. Y para rogar al Padre de todos por aquellos que fueron o son profanados por quienes fueron escogidos para cuidarlos.

Luis Alemán Mur