Salmo

Sal 127,1-2.3.4-5

R/. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos. 

V/. Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.

V/. Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.

V/. Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

 

Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa.

Gracias, Señor, porque me diste una madre con rasgos bíblicos. Supo sufrir, supo creer, supo esperar. Cuando le arrancaron a su marido de sus brazos se quedó solo contigo. Y Tú no le fallaste.

Luis Alemán Mur