Salmo CXLV
R/Alaba, alma mía, al Señor
Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda
Da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos
Endereza a los que ya se doblan
No son oraciones que se hacen a Dios. Son una descripción del Dios en el que creemos. Así es el Dios de Jesús. Así debería ser el Dios de nuestra fe. Así y únicamente así.
Hablar de otro Dios es profanar a Dios. O quizá proyectar en Dios una imagen semejante a nosotros.
Y yo no he visto a Dios. Pero es así como se me ha ido aclarando, poco a poco, lágrima a lágrima junto al dolor de mi madre viuda desde aquella infame guerra.
El Señor reina eternamente
Si no reinara eternamente, no sería el Dios en quien yo creo.
Luis Alemán Mur