RATZINGER ROMPE CON LAS ILUSIONES DE LOS RIGORISTAS DE VINCULARLE A LA OPOSICIÓN A FRANCISCO

Benedicto XVI reprende a Brandmüller: “En usted, el dolor se ha convertido en rabia hacia mí y mi Pontificado en su conjunto”

Dura carta del Papa emérito a uno de los cardenales de los ‘dubia’ contra Bergoglio y sus reformas


El encuentro de los dos Papas

Si usted conoce una manera mejor (que la renuncia) y cree poder condenar la que elegí, le ruego que me lo diga

Jesús Bastante.-

Durante meses, han fantaseado dejando caer la idea de que Ratzinger estaba con ellos. Los rigoristas, los mismos que firmaron las ‘Dubia’ y que ahora arropan al ex nuncio Viganò en su diatriba contra Francisco, han visto cómo el mismísimo Ratzinger critica duramente la “ira” de uno de sus líderes, el cardenal Brandmuller, y le conmina a dejar de criticar y a rezar por la Iglesia.

Así lo cuenta Bild, que adelanta en exclusiva una dura carta del Papa emérito a un cardenal alemán (que todos identifican con Brandmüller) en el que Ratzinger responde a las críticas del purpurado por haber renunciado al pontificado. “Ha causado un gran daño a la Iglesia”, afirmaba en una entrevista a ese medio. Sus palabras motivaron las cartas del anciano papa.

Puedo comprender el profundo dolor que usted y muchos habrán sentido con el fin de mi Pontificado”, responde Benedicto XVI. “Pero el dolor en algunos (así me parece) y en usted, se ha convertido en una rabia que no solo tiene que ver con la renuncia, sino que se extiende cada vez más hacia mi persona y mi Pontificado en su conjunto”.

No se queda ahí el Papa emérito quien, a sus 80 años (las cartas están fechadas en noviembre de 2017), continúa reprendiendo a Brandmüller: “Si usted conoce una manera mejor (que la renuncia) y cree poder condenar la que elegí, le ruego que me lo diga”, señala Ratzinger, quien le recuerda que, ya antes que él, hubo papas que renunciaron.

La carta termina conminando al cardenal a abandonar esa actitud: “Mejor recemos, como hizo al final de su Carta, para que el Señor venga a ayudar a Su Iglesia. Con mi apostólica bendición, suyo, Benedicto XVI”.

EL ULTRACONSERVADOR CARDENAL LE MOLESTAN LAS REIVINDICACIONES DE “ACTIVISTAS FEMINISTAS”


“Quien defiende la ordenación de mujeres es un hereje y está excomulgado” (Cardenal Brandmüller)

El purpurado advierte que el sacerdocio femenino tendría “el efecto de vaciar las iglesias”

Cameron Doody

Uno de los cardenales de los dubia contra el Papa, Walter Brandmüller, ha vuelto a pasar al ataque. El Presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas ha proclamado, sin pelos en la lengua, que quien defiende la ordenación de mujeres “cumple las condiciones de herejía, que tiene, como su consecuencia, la exclusión de la Iglesia: la excomunión”.

El purpurado ha escrito una tribuna en Die Tagespost en la que lamenta que “con qué insistencia se mantienen con vida ciertos temas en el catolicismo alemán”. Temas como “el sacerdocio femenino, el celibato, la intercomunión, el matrimonio después del divorcio”, o el reciente “‘sí’ de la Iglesia a la homosexualidad”. Para el cardenal, que se sigan hablando de estas cuestiones no producirá una “primavera católica”, como pretenden algunos, sino un largo invierno. Al igual que ha sucedido en la Iglesia evangélica alemana, las innovaciones podrían tener “el efecto de vaciar las iglesias”.

El blanco inmediato del ataque del cardenal Brandmüller es Annegret Kramp-Karrenbauer, mano derecha de Angela Merkel. En una entrevista con Die Zeit, la política reclamó una “cuota rosa” en la jerarquía eclesial, y la ordenación de mujeres. Algo imposible, subraya el purpurado alemán, puesto que la Iglesia vive según las “formas, estructuras y leyes que le fueron dadas por su Fundador Divino y que ningún hombre, papa o concilio tiene el poder de cambiar”.

Brandmuller asegura que el Papa Juan Pablo II resolvió la cuestión de forma definitiva en su exhortación Ordinatio sacerdotalis. Un dogma “que ha sido evidente durante 2.000 años, pero que ha sido impugnado en tiempos recientes por activistas feministas”.

Y como el veto a la ordenación de mujeres es un dogma, añade el cardenal, quienes la defienden “han dejado la base de su fe”, y han caído en excomunión. No solo los laicos, sino también “aquellos que ostentan cargos en la Iglesia”. Hechos que el purpurado no puede hacer más que lamentar, preguntándose: “¿Cómo es que desde los días de la revolución de 1968 estos temas se discuten una y otra vez, hasta la saciedad, a pesar de que ya se hayan dado respuestas teológicas y magisteriales claras?”.