El Vaticano y China alcanzan un acuerdo histórico tras romper sus relaciones diplomáticas en 1951

22 SEP. 2018 (El Mundo)


Cristianos chinos rezando en la catedral de Pekín.(NICOLAS ASFOURIAFP)

Ambos países cierran un acuerdo histórico sobre el nombramiento de obispos

El Vaticano y la República Popular de China han alcanzado un acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos en el país asiático con el objetivo de “favorecer un proceso de diálogo institucional, frecuente y avanzado”, según anunció la Santa Sede en un comunicado. Se trata de un acuerdo pastoral y no político pero en cualquier caso es un acercamiento histórico entre ambos Estados cuyas relaciones diplomáticas están rotas desde 1951.

El portavoz de la Santa Sede, Greg Burke, explicó que el acuerdo firmado “no es el final de un proceso” sino “el comienzo” e insistió en el que objetivo “no es político sino pastoral” y que permitirá a los fieles en el país asiático “tener obispos que están en comunión con las autoridades chinas”.

En 1951, dos años después de la fundación de la República Popular China por parte de Mao Zedong, Pekín rompió relaciones con la Santa Sede. Desde entonces en China los más de 12 millones de católicos están divididos entre quienes pertenecen a la Asociación Patriótica Católica, controlada por el Gobierno asiático, y quienes reconocen la autoridad del Papa y del Vaticano, la llamada Iglesia clandestina, que no está autorizada formalmente para ejercer en el país. El Gobierno de Pekín se encarga del nombramiento de los obispos sin el consentimiento del Vaticano, lo que ha provocado tensiones desde hace más de medio siglo.

Los detalles del acuerdo firmado este sábado entre el subsecretario vaticano para las Relaciones con los Estados, Antoine Camille, y el viceministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Chao, no han sido hecho públicos. No se conoce por tanto cómo se llevarán a cabo los futuros nombramientos episcopales pero se prevé que el acuerdo permita a Roma intervenir en la elección de sus representantes en el país asiático a la vez que garantizaría ciertas concesiones al Gobierno chino. De este modo, tanto las comunidades católicas locales como el Gobierno chino y la Santa Sede tendrán un papel fundamental en el proceso de elección de los obispos.

El primer paso concreto en este acercamiento mutuo ya ha sido dado. El papa Francisco ha reconocido a ocho obispos que habían sido nombrados por las autoridades chinas sin el consentimiento del Vaticano, entre ellos a monseñor Antonio Tu Shihu, que falleció en 2017 y que antes de morir expresó su deseo de ser legitimado por Roma. Según anunció la Santa Sede, el pontífice espera que con esta decisión se puedan “superar las heridas del pasado” y se favorezca “la comunión plena con Roma de todos los católicos chinos”.

Un acuerdo provisional y revisable

El acuerdo entre Pekín y la Santa Sede “crea las condiciones para una colaboración más amplia a nivel bilateral” y es el resultado de “un gradual y recíproco acercamiento” estipulado “tras un largo recorrido de ponderada negociación”, se lee en el comunicado que fue divulgado contemporáneamente por el Vaticano y el Ministerio de Exteriores de China.

Se trata de un acuerdo definido como “provisional” porque contempla revisiones periódicas para evaluar su ejecución. Las autoridades de ambos países esperan que este acercamiento histórico “contribuya a la vida de la Iglesia católica en China, al bien del pueblo chino y a la paz en el mundo”, concluye el comunicado oficial.

El secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin, que ha tenido un papel fundamental en las negociaciones, aseguró que la firma del acuerdo “es un acontecimiento de especial importancia para la vida de la Iglesia católica en China, para el diálogo entre la Santa Sede y las autoridades civiles de aquel país, y también para la consolidación de la paz, del entendimiento entre los pueblos, en estos momentos de grandes tensiones internacionales”.

Se necesita unidad, se necesita confianza, se necesita un nuevo empuje, como también se necesita tener buenos Obispos que sean reconocidos por el Papa, por el Sucesor de Pedro, y por las legítimas autoridades civiles de su país. Y el acuerdo se pone en esta línea: es un instrumento para que se pueda ayudar en eso, con la colaboración de todos”, añadió Parolin.

Críticas en la Iglesia católica ‘clandestina’ en China

Con la elección de Francisco como Sumo Pontífice las negociaciones entre Pekín y la Santa Sede se intensificaron provocando el rechazo de gran parte de la Iglesia católica reconocida por el Vaticano en China, crítica con las concesiones del pontífice al Gobierno asiático. El año pasado uno de los obispos reconocidos por la Iglesia de Roma se retiró para dar paso a un prelado respaldado por el Gobierno de Pekín, según informó el diario Wall Street Journal. Hace sólo unos días el anciano cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, acusó de “traición” al secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, y pidió su dimisión. “Están entregando el rebaño en la boca de los lobos. Es una traición increíble“, dijo en una entrevista con Reuters.

Francesco Sisci, profesor en la Universidad del Pueblo de China y experto en las relaciones entre el Vaticano y Asia, aseguró a EL MUNDO que se trata de un acuerdo histórico que marcará un punto de inflexión en las relaciones bilaterales entre ambos países porque por primera vez “China admite el papel de una entidad extranjera en el nombramiento de un poder religioso dentro de su territorio”.

El acuerdo fue anunciado el mismo día en el que el pontífice llegó a Vilnus, capital de Lituania, la primera etapa de su viaje de cuatro días a las tres repúblicas bálticas.