Salmo CXXII

R/. Nuestros ojos están en el Señor,
esperando su misericordia

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R/.

Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R/.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos. R/.

“Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia”

Esta “espera” no humilla. Esta espera es el reconocimiento continuo de nuestras limitaciones. Quien no espera es que piensa tenerlo todo. El mayor error es la soberbia. La soberbia es el preámbulo de cualquier fracaso. La soberbia aleja de Dios y de los hombres.

“Nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos”

Quizá la sociedad esté abarrotada de satisfechos orgullosos.

Luis Alemán Mur