Salmo IV
R/. Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor
Escúchame cuando te invoco,
Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Hay muchos que dicen:
«¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro
ha huido de nosotros?»
En paz me acuesto
y en seguida me duermo,
porque tú solo, Señor,
me haces vivir tranquilo. R/.
Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor
En paz me acuesto y en seguida me duermo
A veces, con mucha frecuencia y para muchos, el vivir es muy difícil. Incluso acostarse y dormir es un lujo. Incluso con cama de lujo hay quien renuncia a vivir. Poderse acostar y enseguida dormirse es para dar gracias a Dios.
Luis Alemán Mur