El Papa escribe un nuevo prefacio al libro ‘Prohibido quejarse’

Francisco: “No nos dejemos dominar por la tristeza de las cosas que hemos pasado”

“La vida es mejorar nuestra realidad a partir de lo que somos, de nuestro corazón, de nuestras relaciones”

C. Doody/Vatican News


Es este el camino de Jesús: el de la conversión continua, de una vida jamás cómodamente sentada, sino vivida, pero vivida con intensidad con una verdadera valentía, aquel del amor humilde

“Prohibido quejarse”: el cartel del Papa en su habitación

“Prohibido quejarse”. La frase es más que el eslogan que el Papa tiene estampado en un cartel en la puerta de su habitación en la Casa Santa Marta. También es el título de un libro del psicoterapeuta italiano Salvo Noè, para cuya reedición Francisco ha escrito un nuevo prefacio en el que deja claro que, aun cuando “nuestro tiempo está caracterizado… por la incertidumbre y la fragilidad” y por las “tantas heridas” que llevamos dentro, “en el corazón puede surgir la opción libre de amar”.

No caer en la victimización

En la presentación del texto, el Santo Padre -señalando las características de nuestro tiempo, marcados de una parte, por la “velocidad” del día a día, y de otra, por nuestra fragilidad interior- indica que para afrontar estas dificultades e imprevistos, el autor del libro ofrece abundantes ideas para evitar caer en las trampas de la victimización.

“La vida no es alejarse del mundo o combatir contra todo aquello que nos circunda sino, mejorar nuestra realidad a partir de lo que somos, de nuestro corazón, de nuestras relaciones”, escribe el Pontífice. “El amor abre los ojos, y el abrazo abre el corazón”, agrega.

La opción de amar

Estas ideas del autor, precisa el Papa Francisco, tienen que ver también con la fe, que está insertada en el tiempo en el que vive. Un tiempo caracterizado por el prevalecer de sentimientos y emociones, por la incertidumbre y la fragilidad, por tantas heridas que llevamos dentro. Por ello, es importante afirma el Pontífice, “comenzar por la elección de no quejarnos, de no dejarnos dominar por la tristeza de las cosas que hemos pasado”.

Es una opción consecuente al don de la fe, subraya el Papa, porque por la fe creemos que, más allá de todo, somos y seremos siempre los hijos amados del Padre. Siempre amados, no obstante el pecado y la incoherencia. Es esta la fuente de nuestra alegría, precisa el Pontífice, una alegría más profunda de las emociones que van y vienen, una alegría que supera el dolor, transformándolo en paz.

“Donde está tu corazón, ahí está tu tesoro”

En nuestro tiempo, y en nuestras vidas, escribe el Papa Francisco, existen pensamientos y palabras que obstaculizan esta alegría y hacen mal al corazón, como por ejemplo las quejas dirigidas hacia los demás y a nosotros mismos.

“En el corazón de cada uno hay un poco de polvo que se ha depositado, de óxido que se ha formado, y quizás hay un gran peso que no se ha quitado”, afirma el Pontífice. El único modo para quitar el polvo, remover el óxido y quitar el peso, señala el Santo Padre, es el encuentro con el Señor que nos conoce, ama y cura; la relación sincera y abierta con los demás, el amor que libera las emociones más bellas de nuestra libertad.

El camino de Jesús: el amor humilde

La vida no es aquella de afrontar a los demás y los eventos con miedo, señala por último el Papa, sino invertir en el amor que todo perdona, que todo cree, que espera y que todo soporta.

Es este el camino de Jesús: el de la conversión continua, de una vida jamás cómodamente sentada, sino vivida, pero vivida con intensidad con una verdadera valentía, aquel del amor humilde”, afirma Francisco.

Es este el camino, concluye el Santo Padre, que hace habitar el amor en nosotros, porque sólo el amor llena los vacíos, cura las heridas, sana las relaciones. “Sólo el amor infunde confianza, dona la paz, restituye valentía y transforma la vida en un gran jardín de esperanza”