Como es habitual en él, no escucha ni toma en consideración aquellas opiniones diferentes a la suya. Conclusión: a este Obispo le sobran los consejos y, ciertamente, apenas los escucha

Eutsi Berrituz.-

Es una de las cosas más difíciles de afirmar y creer: el Obispo que tenemos es un Obispo que niega la verdad. Esta vez lo ha hecho públicamente. En una entrevista en Teledonosti el pasado día 5, José Ignacio Munilla se refiere al documento firmado por casi un millar de cristianas y cristianos de Gipuzkoa, donde se denuncia la situación a la que está conduciendo este Obispo a la Diócesis de San Sebastián, situación de abandono y descomposición, por medio de la imposición, sin tomar en consideración las voces de los órganos diocesanos y de la comunidad cristiana. La ocasión de esta denuncia fue la reestructuración de la Diócesis en seis Arciprestazgos, recogida en el decreto episcopal del 31 de julio de 2017.

El Obispo José Ignacio Munilla afirma públicamente que “no es cierto haya tomado esta decisión al margen de lo que opinasen los demás”. Menciona que “fue finalmente votado en el Consejo Presbiteral” y que fue apoyado “muy mayoritariamente”, “con 14 votos a favor, 1 solo voto en contra y 1 voto en blanco”.

En primer lugar, lo que oculta el Obispo José Ignacio Munilla es que la convocatoria a dicho consejo fue realizada apresuradamente y fuera de su calendario habitual, mermando así la asistencia. En segundo lugar, no votaron todos los que asistieron inicialmente a la reunión. Durante la reunión numerosos sacerdotes del Consejo Presbiteral mostraron su desacuerdo con esta reestructuración.

Hacia el final de la reunión el obispo propuso hacer una votación sobre la reestructuración y, a tenor de los datos hechos públicos por él mismo, sin quorum para continuar con el encuentro; para cuando se procedió a votar, varios sacerdotes consejeros ya habían abandonado la reunión.

En cuanto al Consejo Pastoral Diocesano -compuesto por laicas y laicos, religiosas y religiosos y sacerdotes- la reestructuración de la diócesis ni siquiera ha sido objeto de consulta formal: únicamente se le informó al respecto de manera superficial. En aquella asamblea las voces disconformes también se hicieron escuchar, a las que el Obispo José Ignacio Munilla volvió a hacer oídos sordos.

Prueba de este comportamiento de no escucha, sistemático y continuo en los ocho años de episcopado de José Ignacio Munilla en esta Diócesis, es el acta de la reunión del Consejo de Arciprestes del 27 de junio, en la que cada arcipreste fue dando su opinión sobre la consulta de la nueva estructura de los Arciprestazgos.

Recordamos los datos que demuestran la poca adhesión a la reestructuración de los arciprestazgos: los resultados de las votaciones del sondeo para elegir a los nuevos arciprestes. La abstención fue del 50,8%; el 9,1% votó en blanco; el 1,5% de los votos fue nulo; solamente el 38,6% propuso un nombre en la papeleta. Recordamos también las 964 firmas que han respaldado el documento crítico con la reestructuración -914 laicos, 27 religiosos y 23 sacerdotes-.

Junto a las valoraciones interesadas, la manipulación y las medias verdades, el Obispo José Ignacio Munilla omite que en las consultas que ha realizado sobre la reestructuración de los arciprestazgos la mayor parte de la gente se ha posicionado negativamente, muestra de la gran desafección en la comunidad cristiana de Gipuzkoa.

Como es habitual en él, no escucha ni toma en consideración aquellas opiniones diferentes a la suya. Conclusión: a este Obispo le sobran los consejos y, ciertamente, apenas los escucha.