Juan Masiá, sj. publica sus reflexiones

El que vive: Relecturas de Evangelio

“¿En quién creo? En Jesús. ¿Qué creo? Que Él es El Que Vive. ¿Por qué? Porque su Espíritu me hace creer”

De todos los nombres que se dan a Jesús, el mejor y más profundo es este nombre, escrito así con mayúsculas: El Que Vive, el Viviente por antonomasia. Así se le llama en el Apocalipsis (1, 18): El viviente, el que era, el que es, el que viene

Queridos amigos y amigas, lectoras y lectores del blog, acaba de publicarse en editorial Desclée De Brower, el libro que recopila relecturas de evangelios nacidas en el contexto de mi conversación con ustedes en este blog. Me permito reproducir aquí un fragmento del prólogo, agradeciendo el ánimo que me dieron sus comentarios para decidirme a publicar estas páginas. Con mi gratitud, se las presento por si les sirven de lectura para Adviento y Navidad.

EL QUE VIVE: RELECTURAS DE EVANGELIO

Prólogo

¿En quién creo? En Jesús. ¿Qué creo? Que Él es El Que Vive. ¿Por qué creo? Porque su Espíritu me hace creer. Este es el hilo conductor que atraviesa estos ensayos narrativos de fe. Ensayos de fe que suscita narraciones simbólicas y poéticas. Son intentos de repensar narrativamente la fe, releyendo evangelios desde la vida para vivir el Evangelio caminando con El Que Vive.

Estos ensayos son relecturas con ocasión de encuentros, momentos de redescubrir la Buena Noticia de que Él vive. Tratan de acercarse a una lectura de los evangelios semejante al midrash bíblico. Relecturas de la comunidad creyente que, una y otra vez, cuenta su historia de encuentros con Jesús en la Palabra y en la vida. Cada vez que lo cuentan, releen esa historia y la recrean. Lectores y lectoras quisieran narrar con palabras nuevas el mensaje que transfigura a quien lee, a quien narra, a quien escucha y a quien camina animado por la Palabra de Gracia y Vida.

Él es El Que Vive y nos hace vivir, convivir y vivificarnos mutuamente, con la esperanza de la vida definitiva en el seno de la Vida de la vida.

De todos los nombres que se dan a Jesús, el mejor y más profundo es este nombre, escrito así con mayúsculas: El Que Vive, el Viviente por antonomasia. Así se le llama en el Apocalipsis (1, 18): El viviente, el que era, el que es, el que viene, Alfa y Omega (cf. Ap. 1,4; 1,8).

Creer en Jesús no es conocerlo todo sobre Él, ni poseerle, sino estar continuamente buscándole, porque nos hace buscarle Él mismo, que se adelantó a buscarnos primero. Buscamos el encuentro con Jesús que antes nos ha salido al encuentro en la vida.

Los diversos ensayos de este libro son aproximaciones desde diversos ángulos a un único tema: el encuentro con Jesús, El Que Vive. Nos sale al encuentro en la Palabra y en la vida. A la luz de la Palabra, releemos la vida. A la luz de experiencias de vida, redescubrimos el sentido de la Palabra y, releyéndola, la recreamos.

La comunidad que guarda la Palabra, se alimenta de ella y la transmite, relee los acontecimientos de la vida a la luz de la Palabra y redescubre el sentido de la Palabra a la luz de los acontecimientos de la vida.

Estos ensayos están escritos en distintos puntos de la superficie de una esfera. Si prolongamos ese punto en diversas direcciones a lo largo de la superficie esférica, tras cruzar meridianos y paralelos, volveríamos al punto del que partimos, completando así una circunferencia que rodea la superficie de la esfera. Se pueden trazar infinidad de semejantes circunferencias desde cada punto. Pero si trazamos una perpendicular sobre cualquier punto de la esfera y la prolongamos verticalmente hacia abajo, irá a parar siempre al mismo centro de la esfera. La superficie de la esfera es la vida. El Centro es la Vida, ambos con mayúscula. Cada punto de la superficie desde el que, en un momento dado, escribo cada uno de estos ensayos (y al que aluden los fragmentos de diario en cursivas entre corchetes, con su fecha significativa) es un momento de la vida como lugar de fe o lugar de transfiguración: allí donde cada vida se encuentra con la vida de la Vida, se encuentra con El Que Vive.

Las perspectivas de cada ensayo son diferentes, según los lugares, etapas, acontecimientos o personas que ocasionaron encuentros de fe en situaciones de vida. Reflejan expresiones de fe desde planos diversos: Algunos son recuerdos de fe heredada, recibida y aprendida; otros, de fe cuestionada, depurada, vivida, meditada, reinterpretada… Predomina en el conjunto la perspectiva de la creatividad narrativa para descubrir la realidad del mensaje por medio de la ficción.

¡Ojalá sirvan de ayuda a quien quiera servirse de ellos para caminar por la superficie de la esfera, deteniéndose de cuando en cuando para escavar un pozo hacia el Centro!