Salmo CXXVII

R/. Dichoso el que teme al Señor

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.

Dichoso el que teme al Señor

“El miedo” a Dios o a los dioses es una herencia de los primeros pueblos. El hombre al reconocerse como hombre se palpa indefenso y enano ante fuerzas superiores y desconocidas. Reconocer a Dios como Padre y comprensivo será un avance en el desarrollo de la humanidad. Esto fue un gran trabajo y misión de Jesús de Galilea.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.

Comprobar todos los días de su vida el enorme misterio de Dios que no es otro que su amor a modo de Padre.