Aldo Conti y las memorias secretas del cardenal Martinetti


El libro de Roger Armengol, como indicaba ayer contiene mil cosas interesantes en las que no me puedo detener aquí demasiado. Siento poder tratarla en profundidad, sobre todo en una publicación como esta cuyo tema es “cristianismo e historia”. Pero sí diré algo, de mis sentimientos sobre todo, al leer el libro.

Me parece súper interesante lo que una persona sensata, médico, psiquiatra –que ha conocido a tantas personas en profundidad y que ha tenido que reflexionar sobre tantos y tantos interrogantes en la vida– manifiesta en el atardecer rojo y dorado de la vida sobre temas acuciantes. En general: ¿qué puede hacer un ser humano, arrojado aquí en la tierra, sin que pueda dar una respuesta segura a tantos interrogantes…? Pero a la vez sobre cómo se puede adoptar una postura serena ante la vida, una posición que permita simplemente estar de pie con dignidad en un mundo aparentemente con muy poco sentido. Al hilo de este pensamiento vienen otros sobre la existencia o no de Dios, con argumentos por un lado y por otro; sobre la imposibilidad de un Dios personal; y si pudo ser creador o no; y si lo fue, ¿creó el mejor de los mundos posibles, tal como sostuvo Leibniz y otros tras él? ¿No es acertado, como dice Spinoza, que Dios es la naturaleza: “Deus sive natura”? Y ante todo, ¿cómo es posible que pueda llegarse a creer que Jesús es Dios, óntico, real, físico hijo de Dios en un sentido del credo atanasiano o niceno-constantinopolitano?

Y fuera de temas existenciales y filosófico-éticos me han parecido muy interesantes las ideas sobre literatura, arte en general y música… Pergolesi, Mozart, Schubert, Mendelssohn, Beethoven, Wagner. Verdaderamente son el refugio, para el autor y para mí igualmente, de cierta angustia que es vivir; la música es el lugar en el que puedes evadirte del sinsentido y encontrar un reposo, una evasión y a la vez un fundamento para estar simplemente en el mundo, pero disfrutando.

Las páginas sobre literatura, abundantes, evocan y comentan aspectos y el sentido de algunas obras básicas de nuestro canon occidental, o en general, el pensamiento central de sus autores preferidos: Homero y los trágicos, Shakespeare, Cervantes, y en los modernos Víctor Hugo, Proust, Balzac, Flaubert, Baudelaire, Dickens, y otros cuantos. La literatura salva del error de los filósofos y de los teólogos. Pero ¿se incluye a Sócrates entre estos últimos? Y si salvo a Platón y a Spinoza, la literatura me salvará solo de algunos filósofos, no de todos.

Y ahora voy a temas básicos en torno a Jesús y cristianismo primitivo en este libro de Armengol que comento, que me ocupan más directamente. El autor plantea el punto básico: el Dios creador, su criatura preferida… ¿Cómo ha llegado el universo a generar el ser humano? ¿Puede defenderse que el universo es un caos ordenado y que existe una Razón universal? La creación significa también imperfección…, pero ¿cómo es posible? ¿Por qué el ser humano si existe así tiene necesidad redención? El hombre, la salvación por designio divino, el Hijo sacrificado por el Padre… ¿tiene sentido hoy? ¿Fue necesaria la pasión y muerte de un salvador?

Respecto a la figura de Jesús de Nazaret, el autor plantea interrogantes serios partiendo de la base de que Jesús no es Dios, pero que es más importante que Dios para nosotros. ¿Significa la aparición de la figura de Jesús que Dios tiene interés, y que le es posible, intervenir en la historia? Pablo no creyó en la divinidad de Jesús. Jesús nunca dijo que su Padre (“Abbá”) le hubiera hablado. Jesús no creyó de sí mismo que fuera el mesías. ¿Por qué estas ideas si son erróneas?

¿Era Jesús de verdad paciente y bondadoso? ¿Fue Jesús amable, sencillo, respetuoso, aun con aquellos que no creían en él? ¿Cuál fue el verdadero Jesús? Porque cada evangelista lo describe a su manera. ¿Qué relación hay entre los evangelios y el pensamiento de Pablo de Tarso? ¿Sabían los evangelistas que estaban contando leyendas puras, no historia? Por ejemplo, ¿hizo Jesús realmente milagros?

Sobre la ética del Nazareno: “Me atrae este Maestro, Jesús, que no condena para toda la eternidad, es posible arrepentirse…” Lo importante es creer en Jesús. Pero ¿qué Jesús? ¿No será siempre una figura idealizada? ¿Es inalcanzable el Jesús real? Es necesario profundizar en el mensaje de Jesús porque es la salvación del mundo. Pero la pregunta es ¿cuál fue en verdad el mensaje de Jesús? ¿Es posible reconstruirlo con justeza? ¿No será el mensaje de Jesús esencialmente judío, apocalíptico, condicionado por su época, inaplicable al mundo de hoy? ¿Pretendió Jesús ser un reformador del judaísmo? ¿A qué prójimo se refería cuando proclamó el “amor al prójimo? ¿Fue original o solo repetía la sentencia de Levítico 19,18 y la “Regla de oro” ya formulada por Hilel? ¿Hay que amar en verdad a los demás? Según Jesús, ¿cómo es la salvación? Desde luego no parece que sea como afirma Pablo, sencillamente por la fe ¿Se salvan solo los limpios de corazón? ¿Permitió Jesús la esclavitud? Ciertamente Pablo sí la permitió y nada hizo para erradicarla. ¿Pero lo hizo Jesús? O es un mito del siglo XX, prolongado al XXI? Cómo se entiende la sentencia de Jesús sobre que el pecado contra el Espíritu Santo es imperdonable? ¿Qué es ese pecado? ¿Cómo hay que entender la resurrección de Jesús? Incluye a un cuerpo, espiritual, o solo es una mera elevación o exaltación del espíritu?

Mil preguntas. Yo no sé responder a todas con certeza. El próximo día diré algo acerca de mi opinión sobre algunas de esas cuestiones y concluiremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero