Frase evangélica: «Todo está a punto. Venid a la boda»

1. Mateo aporta tres parábolas que reprochan a los dirigentes judíos, por poderosos y adinerados, su rechazo del mensaje evangélico de Jesús: los dos hijos (21,28-32), los viñadores homicidas (21,33-46) y los invitados que rehúsan la invitación al banquete nupcial (22,1-14). Esta tercera parábola se sitúa en el contexto de las controversias de Jesús, en sus últimos días en Jerusalén, con los dirigentes judíos. Mateo quiere decirnos que algunos no responden a la llamada de Dios, porque se centran en sí mismos (en su dinero) o les irrita el mismo mensaje evangélico (arremeten con furor defendiendo sus intereses).

2. El texto de esta parábola pone de relieve el contraste entre el rechazo de los primeros invitados y la invitación a la multitud de los pobres. Tal vez el mejor símbolo del reino de Dios sea el banquete de bodas, en el que se unen dos significados: la comida (abundante, exquisita y gratuita) y el amor humano (dos que se funden en uno). Dios es el rey que prepara el banquete de bodas o festín regio, en el que Jesús es el Esposo. Es imagen de la utopía escatológica.

3. Este evangelio ofrece, al mismo tiempo, una visión universalista del cristianismo, ya que se invita a todos gratuita y generosamente. Por paradoja evangélica, los del estrato social inferior son moralmente más convincentes. Sin dinero propio, están dispuestos a compartir fraternalmente lo que son. El vestido, según Mateo, es la «justicia». Dentro de la Iglesia, aunque son muchos los «llamados» (bautizados), son menos los «elegidos», es decir, los que aceptan la justicia del reino.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Qué excusas ponemos para no responder a la llamada de Dios? ¿Nos preocupa el vestido de la justicia o nos revestimos con otros ropajes?

CASIANO FLORISTAN