Frase bíblica: «Mujer, ¡qué grande es tu fe!»

1. La cananea de este evangelio -como mujer que ruega insistentemente a Dios- es un signo de la apertura de la Iglesia a los paganos y de la oración confiada de petición de los considerados «extranjeros». De un lado, la cananea ora de modo semejante al de la súplica litúrgica de la comunidad judeocristiana; de otro, expresa la razón de su petición. Sin embargo, esta doble petición es rechazada por Jesús, ya que no se considera a sí mismo un taumaturgo que hace milagros, sino enviado a salvar a las «ovejas descarriadas de Israel». La cananea insiste con una súplica renovada, y Jesús cede ante la insistencia de la mujer.

2. Según las Escrituras, la oración es diálogo de fe con Dios en orden a propiciar su acción salvadora. La oración bíblica está siempre en relación con los hechos de salvación. La oración de petición y la acción de gracias se relacionan con el cumplimiento de las promesas de Dios. En los evangelios, Cristo ora repetidas veces: retirado, en intimidad con el Padre y en relación con su misión. En la hora de la Pasión, ora por sí mismo y por sus discípulos.

3. Pedir es algo normal, tanto en la vida diaria como en la oración. Pero la norma cristiana de toda oración es el «Padrenuestro». Al pedir, nos consideramos indigentes y reconocemos que Dios es poderoso, padre y salvador. Pero siempre se ora con fe, entendiendo ésta como confianza en Jesús Salvador, del que se espera salud, liberación y salvación. El cristiano que ora está seguro de ser escuchado, ya que se dirige a Dios llamándole «Padre» (Abba), como le llamó Jesús.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Por que nuestra oración es más de petición que de acción de gracias?

¿Cómo justificamos la oración de petición dirigida a Dios?