“Ustedes, occidentales, tienen que librarse de la antropología dualista y la teología exclusivista.”

Nos deja un legado de antropología filosófica no dual, espiritualidad ignaciana dialogante y lectura cordial de la Biblia con el cuerpo entero

El Espíritu de Dios

 El 27 de julio, 2017, se adentró definitivamente en la Vida de la vida este jesuita japonés, el padre Juan Kakichi Kadowaki (1926-2017), que nos deja un legado de antropología filosófica no dual, espiritualidad ignaciana dialogante y lectura cordial de la Biblia con el cuerpo entero.

Para evocar en su obituario el legado filosófico-espiritual del P. Kadowaki, no encuentro mejor palabra que la acuñada por Unamuno sobre cuerpo y alma en el Cristo de Velázquez:

Enamorada de su cuerpo tu alma,
y por nupcial amor unimismados,
no como a cárcel al morir dejóla,
con el suspiro de quien queda libre,
sino como a un hogar en que se ansía
dejarse vivir siempre…

Es que el P. Kadowaki, que enseñaba en los años setenta una antropología filosófica no dual, se alegró y animó al equipo de traductores que preparaba los cinco volúmenes de obras del pensador español de carne y hueso.

En la década de los 80 fue Pedro Laín Entralgo quien se interesó por la manera de hablar Kadowaki en japonés sobre cuerpo y espíritu suprimiendo la “y” para decir “cuerpo-espíritu”, aunando los dos pictogramas de cuerpo y espíritu (ambos con la misma fonética, shin) en el término shin-shin: que podríamos verter unamunianamente como “cuerpo-espíritu unimismados”.

Al redactar ahora para el blog estas líneas de obituario, tengo como telón de fondo el leit-motiv de conversaciones con él, que solía repetir: “Ustedes, occidentales, tienen que librarse de la antropología dualista y la teología exclusivista”. Creo sinceramente que los que hemos sido discípulos y colegas suyos en filosofía y teología todavía tenemos como asignatura pendiente tomar en serio este consejo suyo.