El cardenal Schönborn carga contra Müller y los cardenales díscolos por su “comportamiento absolutamente inconveniente”

Considera impresentable que metan presión al Papa para responderles

La respuesta a sus ‘dudas’ está clara: “Discernir la voluntad de Dios y la situación de las personas”

Cameron Doody,

El clero “debe escuchar como tal vez no lo hemos hecho antes, y escuchar a todos… a las personas en relaciones regulares y en las llamadas relaciones irregulares”

“Un comportamiento absolutamente inconveniente”. De esta forma ha calificado el cardenal Christoph Schönborn la presión que los cardenales “díscolos” están metiendo al Papa Francisco sobre Amoris laetitia.

El arzobispo de Viena ha respondido así a las críticas del cardenal Gerhard Müller -aliado de los cardenales díscolos-, quien afirmó que las lecturas aperturistas de la exhortación apostólica, como las de Schönborn o el cardenal Walter Kasper, “no son convincentes”.

Hablando con la prensa antes de impartir una conferencia sobre la familia en Limerick (Irlanda), Schönborn arremetió contra los cardenales Raymond Burke, Carlo Caffarra, Walter Brandmuller y el fallecido Joachim Meisner, diciendo que “la respuesta a las dubia es muy sencilla”: que la doctrina de la Iglesia sigue siendo la de que un matrimonio válido es indisoluble.

“El Papa Francisco nunca puso los principios en entredicho porque son los de la Biblia y del Evangelio y de la enseñanza de Jesús”, afirmó el purpurado austriaco.

Pero simplemente dar la respuesta una y otra vez de la indisolubilidad de la unión conyugal “no es una respuesta a todos los casos individuales y las situaciones a las que tenemos que enfrentarnos en la vida cotidiana”, continuó.

Más bien, “tenemos que ejercer la virtud de la prudencia, y eso significa considerar minuciosamente la realidad”. Realidades como “segundas uniones, divorcios, unión entre personas del mismo sexo”, que forman todas “parte de una nueva narrativa en torno a la familia en Irlanda”. Con lo que “hay mucho cambio”, según el purpurado Schönborn, “y la Iglesia debe mostrar misericordia en el contexto de ese cambio; debe estar dispuesta a encontrarse con las familias donde están hoy”.

Según el cardenal, en la Amoris laetitia, el Papa “nos está animando a mirar muy de cerca a la situación y luego discernir la voluntad de Dios y la situación real de las personas” en segundas nupcias u otras situaciones “irregulares”. Pero el papel de la Iglesia “no es discernir la situación de esta gente en su lugar, sino discernirla con ellos, y ayudarles a discernir las respuestas, a seguir su conciencia”. El clero, dijo Schönborn, “debe escuchar como tal vez no lo hemos hecho antes, y escuchar a todos… a las personas en relaciones regulares y en las llamadas relaciones irregulares”.

Por todo lo anterior -y dada la sencillez de la respuesta a las dubia– los cardenales díscolos que las han promovido han obrado mal, a juicio de Schönborn. Aunque el cardenal admitió que su propia lectura de la Amoris laetitia “es mi opinion y depende de otros si la comparten o no”, “que haya cardenales -quienes deben ser los colaboradores más estrechos del Papa- que estén intentando forzarle y meterle presión para dar una respuesta pública a la carta que difundieron es un comportamiento absolutamente inconveniente”.

Refiriéndose a los alegatos del cardenal Raymond Burke, en particular, de que los cardenales discordes aún no han podido concertar una audiencia con el Papa para trasladar su malestar en persona, el cardenal Schönborn también criticó que esta información se haya hecho pública. Si los cardenales rebeldes quieren tener una audiencia con el Papa, “pues que pidan una audiencia, pero que no publiquen que la han pedido”, sentenció.