Salmo LXIV.

R/. La semilla cayó en tierra buena y dio fruto

Tú cuidas de la tierra,
la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.

Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.

Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R/.

Las praderas se cubren de rebaños,
y los valles se visten de mieses,
que aclaman y cantan. R/.

 

Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida; la acequia de Dios va llena de agua, 

Señor, ¿te olvidaste de Somalia, de Etiopía?

¿Acaso tu corazón sólo está en Marbella, en Galicia o en la costa Azul?

Puede que no tengamos oídos ni ojos para comprender…

 

Las praderas se cubren de rebaños, y los valles se visten de mieses,

Señor, acuérdate de los rebaños muertos y los niños llenos de moscas.

Luis Alemán Mur