“QUE DIOS TE LO PAGUE”

Frase piadosa. Muy antigua. Tiene mucho de fórmula de educación aunque no pierde su sabor creyente.

Es expresión muy pegada al pobre. Cuando quien la dice es un pobre, tiene sentido: El pobre no tiene con qué pagar nada de lo que los demás hacen por él. Su único avalista es Dios. Algún día Dios pagará. Si un pobre acude a Dios con esa oración en favor de su Vd. su benefactor, quédese con esa oración o con esa factura. Dios no olvida.

“VAYA CON DIOS”

Bellísima oración. Hoy reducida, casi, a despedida de los antiguos con sabor a abuelos o conventos. Si no eres de pueblo, abuelo o monja de convento no encaja en el lenguaje de la calle.

Por supuesto que lo decimos con minúscula: “vaya con dios” como el adiós incorporado al diccionario, sin recordar el origen de las expresiones o palabras.

“QUE DIOS TE AMPARE, HERMANO”

Quizá sea esta la frase menos piadosa de las frases piadosas al uso. Además de cierto aire despectivo, huele a ateísmo de taberna. Quien dice esta frase no leyó ni el catecismo de los cristianos ni el evangelio de Jesús. Detrás de esta afirmación: “QUE DIOS TE AMPARE, HERMANO”, se vislumbra un Dios todopoderoso que maneja e interviene en el mundo y en la vida de cada ser viviente, como gerente, bombero y párroco.

Entiendo que la sociedad está en manos del hombre. Somos los responsables del progreso, la producción y distribución. Y si somos creyentes cristianos también nos incumbe la situación de nuestro prójimo

Luis Alemán Mur