Francisco: “Soy pecador, no soy infalible”

El Papa concede una entrevista a Die Zeit en la que clama contra los miedos, “que cierran puertas”

“El populismo es malo y acaba mal, como ha mostrado el pasado siglo”, sostiene Bergoglio

Jesús Bastante

No me veo como alguien extraordinario. No debemos olvidar que la idealización de una persona es también una especie de agresión subliminal. Cuando soy idealizado, me siento agredidoAudiencia

“Soy pecador, no soy infalible”. El Papa Francisco ha concedido una entrevista al semanario alemán “Die Zeit”, en el que también ha denunciado los populismos en Europa y las crisis de fe.

El populismo es malo y acaba mal, como ha mostrado el pasado siglo“, señaló Bergoglio, quien sostuvo que dichas tendencias se basan en la utilización de las personas, para lo que se recurre a mesías con el argumento de que “hay que proteger la identidad del pueblo”.

En la entrevista, Francisco volvió a hablar de una tercera guerra mundial a pedazos, y señaló los casos de Ucrania o Irak.

Bergoglio también se confiesa: Subraya que él también conoce “los momentos de vacíos y de oscuridad”, en los que se llega a dudar de la existencia de Dios. “No quiero decir que la crisis sea el pan de cada día de la fe, pero una fe que no atraviesa crisis para crecer, se mantiene infantil”.

No me veo como alguien extraordinario“, añade el Papa en la entrevista. “Soy pecador y no soy infalible”, añade para rechazar el culto a la persona del papa.

“No debemos olvidar que la idealización de una persona es también una especie de agresión subliminal. Cuando soy idealizado, me siento agredido”, destaca el Papa, quien incide en que “falta oración” para superar la escasez de vocaciones, especialmente en Europa.

Francisco hace hincapié en la necesidad de acercarse a los jóvenes a pesar de las dificultades porque son “los grandes perdedores de la sociedad moderna” y denuncia el “gran problema” que suponen las elevadas tasas de paro en muchos países.

Las bajas tasas de natalidad, añade, son también un “serio problema”, porque “donde no hay hombres jóvenes, no hay sacerdotes”. A la vez, reconoce que, al analizar la falta de vocaciones, se habla también de celibato voluntario, pero sostiene que esa no es “ninguna solución”.

Sí admite la posibilidad de, por ejemplo, reflexionar sobre los “Viri probati”, hombres casados que podrían asumir determinadas tareas en comunidades lejanas, y recuerda que una comisión analiza el papel de las mujeres diáconas en la iglesia antigua, pero precisa que se creó para “investigar el tema, no para abrir una puerta”.

La teología, sostiene, debe investigar: “Los miedos cierran puertas. La libertad las abre. Y cuando la libertad es pequeña, por lo menos se abre una ventanita“, añade.