Comienza el mes de octubre y queda poco para clausurar este año centenario de Santa Teresa de Jesús, por lo que toca ir concluyendo esta colaboración semanal.

Aunque no he terminado de comentar el libro de las Moradas, espero que lo dicho hasta aquí sirva para “engolosinar”, como decía Teresa y sabía hacer muy bien. Lo importante es leer sus escritos y aprender de su experiencia. Recurrir a ella cuando tengamos dudas o necesitemos aclaración. Teresa escribió mucho y hay mucha bibliografía sobre ella y sus escritos. Invito a seguir esta lectura que nos ayuda en nuestro caminar.

Ahora me queda concluir estas Moradas cuartas. Teresa nos va dando pinceladas de lo que es su propia experiencia para que sepamos reconocer la nuestra. Después de la distinción entre contentos y gustos va a hablar del problema de las distracciones en la oración. Ha descubierto que hay diferencia entre entendimiento y pensamiento o imaginación, lo que le hace caer en la cuenta que la imaginación no impide la oración. Continua con las distinciones sutiles de la oración de recogimiento (centrarse en lo interior), meditativa, de quietud… través de distintas imágenes y comparaciones. Son distintas fases y actitudes por las que se va pasando.

Resumiendo: Lo que viene de Dios siempre “ensancha el corazón”. Y la oración de quietud, que es un paso más, hace más receptiva a la persona, agranda su capacidad y disposición. La clave está en los “efectos” que deja, es decir, como cambia la persona a medida que avanza en este camino de oración, y siendo la oración amar más que pensar, el efecto no puede ser otro que la disponibilidad y el servicio en cualquier momento y para cualquier persona, esta es la señal de que realmente se está orando y no perdiendo el tiempo en buscar un estado placentero de meditación evasiva de la realidad.

Unas palabras sobre las Moradas quintas: el gusano de seda, Dios es nuestra morada y podemos meternos en ella, esta es la oración de unión, la persona queda totalmente transformada y comienza una vida nueva que se verá en sus efectos, vivir en el amor que se entrega porque su voluntad es la voluntad de Dios y su único mandamiento es el amor.(5 M 3)

A esto van conduciendo las Moradas, porque la séptimas concluyen en el servicio, esa es la vida espiritual, imitar a Cristo crucificado, seguirle y vivir como vivió él, que pasó haciendo el bien. Marta y María (la actividad y la contemplación) van siempre juntas, no podemos ser una u otra, sino las dos al mismo tiempo. La unión con Dios es unión de voluntades y Dios ha querido estar entre los hombres.

Textos para la lectura

4 M 1, 8: Yo he andado en esto de esta barahúnda del pensamiento bien apretada algunas veces, y habrá poco más de cuatro años que vine a entender por experiencia que el pensamiento (o imaginación, porque mejor se entienda) no es el entendimiento, y preguntélo a un letrado y díjome que era así, que no fue para mí poco contento.
Lo ordinario vuela el pensamiento de presto, que sólo Dios puede atarle, cuando nos ata a Sí de manera que parece estamos en alguna manera desatados de este cuerpo. Yo veía, a mi parecer, las potencias del alma empleadas en Dios y estar recogidas con El, y por otra parte el pensamiento alborotado […]todas las inquietudes y trabajos vienen de este no nos entender.

4 M 2, 6: parece que se va dilatando y ensanchando todo nuestro interior y produciendo unos bienes que no se pueden decir, ni aun el alma sabe entender qué es lo que se le da allí […] Y entiendan las personas que no han pasado por esto, que es verdad que pasa así y que se entiende, y lo entiende el alma más claro que yo lo digo ahora; que no es esto cosa que se puede antojar, porque por diligencias que hagamos no lo podemos adquirir, y en ello mismo se ve no ser de nuestro metal, sino de aquel purísimo oro de la sabiduría divina.

4 M 2,8: La voluntad bien me parece que debe estar unida en alguna manera con la de Dios; mas en los efectos y obras de después se conocen estas verdades de oración, que no hay mejor crisol para probarse. Harto gran merced es de nuestro Señor, si la conoce quien la recibe, y muy grande si no torna atrás.

4 M 2, 10: 10: Suyas somos, hermanas; haga lo que quisiere de nosotras; llévenos por donde fuere servido. Bien creo que quien de verdad se humillare y desasiere (digo de verdad, porque no ha de ser por nuestros pensamientos, que muchas veces nos engañan, sino que estemos desasidas del todo), que no dejará el Señor de hacernos esta merced y otras muchas que no sabremos desear. Sea por siempre alabado y bendito, amén.

MORADAS QUINTAS CAPÍTULO 1

Comienza a tratar cómo en la oración se une el ama con Dios. – Dice en qué se conocerá no ser engaño.

5 M 1,9:.
Fija Dios a sí mismo en lo interior de aquel alma de manera que cuando torna en si en ninguna manera pueda dudar que estuvo en Dios y Dios en ella. Con tanta firmeza le queda esta verdad, que aunque pase años sintornarle Dios a hacer aquella merced, ni se le olvida ni puede dudar que estuvo. Aun dejemos por los efectos con que queda, que éstosdiré después.

5 M 1,12:
Su Majestad nos ha de meter y entrar El en el centro de nuestra alma y, para mostrar sus maravillas mejor, no quiere que tengamos en ésta más parte de la voluntad que del todo se le ha rendido, ni que se le abra la puerta de las potencias y sentidos, que todos están dormidos; sino entrar en el centro del alma sin ninguna, como entró a sus discípulos cuando dijo: Pax vobis, y salió del sepulcro sin levantar la piedra.

5 M 2,2: Ya habréis oído sus maravillas en cómo se cría la seda,y cómo de una simiente, que dicen que es a manera de granos de pimienta pequeños con el calor, en comenzando a haber hoja en los morales, comienza esta simiente a vivir […] y hacen unos capuchillos muy apretados adonde se encierran; y acaba este gusano que es grande y feo, y sale del mismo capucho una mariposica blanca, muy graciosa.

5 M 2,4. Pues crecido este gusano – comienza a labrar la seda y edificar la casa adonde ha de morir. Esta casa querría dar a entender aquí, que es Cristo.

5 M 2,5:. Pues veis aquí, hijas, lo que podemos con el favor de Dios hacer: que Su Majestad mismo sea nuestra morada, como lo es en esta oración de unión, labrándola nosotras. Parece que quiero decir que podemos quitar y poner en Dios, pues digo que El es la morada y la podemos nosotras fabricar para meternos en ella.

5 M 2,8:
Ya no tiene en nada las obras que hacía siendo gusano, que era poco a poco tejer el capucho; hanle nacido alas, ¿cómo se ha de contentar, pudiendo volar, de andar paso a paso? Todo se le hace poco cuanto puede hacer por Dios, según son sus deseos, entendiendo ya por experiencia cómo ayuda elSeñor y transforma un alma, que no parece ella ni su figura.

5 M 3,1: veamos algo de lo que Dios da en este estado. Siempre se entiende que ha de procurar ir adelante en el servicio de nuestro Señor y en el conocimiento propio.

5 M 3, 6-8: no llegamos con mucho a lo que ha de ser para estar del todo unidas con la voluntad de Dios. ¿Qué pensáis, hijas, que es su voluntad? Que seamos del todo perfectas; que para ser unos con El y con el Padre, basta lo que nos ha dado en darnos a su Hijo, que nos enseñase el camino. No penséis que está la cosa en si se muere mi padre o hermano, conformarme tanto con la voluntad de Dios que no lo sienta; Acá solas estas dos que nos pide el Señor: amor de Su Majestad y del prójimo, es en lo que hemos de trabajar. Guardándolas con perfección, hacemos su voluntad, y así estaremos unidos con El. Mas ¡qué lejos estamos de hacer, como debemos a tan gran Dios, estas dos cosas

La más cierta señal que, a mi parecer, hay de si guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo; porque si amamos a Dios no se puede saber, aunque hay indicios grandes para entender que le amamos; mas el amor del prójimo, sí. Y estad ciertas que mientras más en éste os viereis aprovechadas, más lo estáis en el amor de Dios.

Mª Rosa Bonilla