Frase evangélica: «Enviaré desde el Padre el Espíritu»

Tema de predicación: LA PLENITUD PASCUAL

1. En Pentecostés se pone de relieve el Espíritu de Dios, comparado en la Biblia al viento y al aliento, sin los cuales morimos. El Espíritu es respiración de Dios. El soplo respiratorio del hombre viene de Dios, a quien vuelve cuando una persona muere. Es también viento reconfortante, brisa, huracán que arrasa, y cuya procedencia se ignora en ocasiones (es fuerza ordenadora frente al caos). Es aliento que se halla en el fondo de la vida (es fuerza vivificante frente a la muerte). Se manifiesta particularmente en los profetas, críticos de los mecanismos del poder y del culto desviado y defensores de los desheredados, y en los jueces, promotores de la justicia (es fuerza socializadora). El mismo Espíritu que hoy fecunda a la Iglesia y a los cristianos creó el mundo y dio vida humana al «barro» en la pareja formada por Adán y Eva. Desgraciadamente, se desconoce al Espíritu cuando se le considera como algo etéreo, abstracto o inapreciable. Sin embargo, lo confesamos en el credo: creo en el Espíritu Santo.

2. De un modo pleno reposó el Espíritu de Dios sobre el Mesías. Así se advierte en la concepción de Jesús, en su bautismo y comienzo de su misión, en el momento de su muerte y en las apariciones del Resucitado. Jesús murió entregando su Espíritu y apareció resucitado dando Espíritu (soplo) a los discípulos. El Espíritu es, pues, don de Dios, personalidad de Jesús, fuerza del evangelio, alma de la comunidad. Su donación en Pentecostés tiene como propósito crear comunidad («ruido» que conmociona, «voz» que interpela y «fuego» que calienta), abrirse a los pueblos y culturas, impulsar el testimonio y defender la justicia y la libertad.

3. La fuerza del evangelio es Espíritu que llama a conversión, expulsa lo demoníaco, reconcilia a los pecadores, mueve a optar por los pobres y marginados y crea Iglesia comunitaria. En resumen, el Espíritu promueve conciencia moral lúcida, da sentido agudo al discernimiento, empuja al compromiso social por el pueblo y ayuda a la puesta en práctica del mensaje de Jesús. Pecados contra el Espíritu son la injusticia, con las secuelas del subdesarrollo y la miseria; la división de los seres humanos y de los pueblos, con todo el odio generado; las dictaduras y el imperialismo, con los dominios del terror y de la guerra. etc.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Qué espíritu respiramos nosotros y respira la sociedad? ¿Nos distinguimos los cristianos por el Espíritu del Señor?

CASIANO FLORISTAN