“Digo lo que me da la gana”

Oriana Fallaci fue procesada y condenada por sus ideas

Se definía como una ‘atea cristiana’. “Tienes que hacerte mayor para no tener nada que perder. Tienes cierta respetabilidad, más o menos. Pero te importa un carajo. Es el non plus ultra de la libertad. Hay en cada uno de nosotros una forma de timidez, de precaución, pero yo ahora abro mi gran boca y digo: ¿qué me vais a hacer a mí? Que os jodan, yo digo lo que me da la gana”, dijo últimamente. Fue procesada y absuelta en Francia y condenada en rebeldía en Suiza por su libro La rabia y el orgullo, donde califica de “filoislámicas” a la ONU y a la Unión Europea.

La escritora y periodista italiana Oriana Fallaci murió 15 de septiembre de 2006, Florencia, Italia a los 77 años en un hospital de la ciudad de Florencia. Desde los 90 vivió casi permanentemente en Nueva York donde luchó más de una década con un cáncer de mama que anoche, finalmente, acabó con su vida. Descanse en paz.

Fallaci ha sido una gran entrevistadora y una curtida corresponsal de guerra. Pero retirada desde hacía ya tiempo, fue el impacto de los atentados del 11-S lo que la hizo volver a escribir, publicando una serie de alegatos contra el fanatismo islamista generador del terrorismo suicida, que causaron un gran impacto en el debate intelectual sobre el problema.

En una reciente entrevista para The New York, cargaba contra el Islam y la política de inmigración permisiva que predomina en Europa. Fallaci, como ella misma afirmaba, a su edad y con su enfermedad se podía permitir el lujo de poder decir lo que le viniera en gana.

En sus tres polémicos libros después del 11-S mantiene que la inmigración musulmana está convirtiendo Europa en una colonia del Islam, que la convertirá en una cosa abyecta llamada Eurabia, que acabará con minaretes en vez de torres y burkas en lugar de minifaldas. El arte de subyugar, invadir y conquistar es lo único en lo que los musulmanes tienen la excelencia […] Italia, al contrario que América no tiene una tradición de inmigración y es por eso por lo que no podemos permitir que lleguen oleadas de gente que no tiene nada que ver con nosotros y que lo que pretenden es absorbernos.

Estaba convencida de que la situación política es sustancialmente la misma que en 1938, con el pacto en Munich, cuando Inglaterra y Francia no comprendían nada. “Con los musulmanes estamos haciendo lo mismo. Mira a los musulmanes; en Europa van con sus chador y sus burka. Continúan con los hábitos predicados por el Corán y continúan maltratando a sus mujeres y sus hijas. Rechazan nuestra cultura e intentan imponer la suya. Yo les rechazo y es mi deber no sólo para con mi cultura, sino para con mis valores, principios y mi civilización. También lo es hacia mi libertad y hacia la luchadora por ella que soy desde que era pequeña y luchaba contra el fascismo. El islamismo es el nuevo nazismo. Los que no entiendan esta simple realidad están alimentando el suicidio de Occidente”.

En marzo pasado, anunció que estaba pintando al óleo un retrato del profeta Mahoma: ‘Lo mostraré rodeado de sus nueve esposas, incluyendo la niña con la que se casó a los 70 años, sus 16 concubinas y un camello llevando una burka’, como respuesta personal ala sangrienta ola de protestas en el mundo musulmán en la crisis de los doce chistes publicados por un diario danés. El 12 de febrero había publicado en el periódico italiano ‘Libero’ una nueva versión del prólogo para el libro “Apocalipsis” escrito en 2005, donde la periodista hacía alarde de su afilada lengua y postura crítica hacia el Islam y los políticos occidentales que se rinden a la presión del mundo musulmán. En el nuevo prólogo, Fallaci criticaba a todos los que arremetieron contra las caricaturas, cuestionando de esta manera la libertad constitucional de expresión. Añadió que los que tan críticos se mostraron hacia las viñetas “nunca protestan por la sátira del Cristo crucificado ni por las caricaturas, películas y obras teatrales que se ríen de los cristianos, especialmente de los católicos”.

“Me siento menos sola cuando leo los libros de Ratzinger”, decía Oriana Fallaci a “The Wall Street Journal”. Hace un año tuvo una larga audiencia privada con Benedicto XVI en la que le pidió una actitud más resuelta en la condena de la ofensiva islamista violenta contra Occidente.