XVII SEMANA ANDALUZA DE TEOLOGÍA 21-23 de Noviembre de 2014
popegodoy@telefonica.net

DIOS ES ATEO: EL LUGAR DE DIOS

Los vulnerables y desheredados sociales

El título contiene una profunda dosis de inconformismo. El enunciado en sí es contradictorio, provocativo, desconcertante y rompedor.

Antes de “meternos en faena”, unas rápidas pinceladas sobre el territorio y la sociedad en que vivió Jesús de Nazaret.

Galilea era un territorio relativamente abarcable: en torno a un tercio de la provincia de Málaga en extensión (entre 2.500 y 3.000 Km2). Galilea estaba bastante poblada; pequeños núcleos urbanos que los sinópticos mencionan con frecuencia como aldeas, poblados y caseríos o cortijadas (Mt 9,35; 10,11; 14,15; Mc 6,6; 6,56; 8,27; Lc 9,6…).

Los sinópticos hablan varias veces de que Jesús y los discípulos enviados por Jesús iban “de aldea en aldea” (Mt 9,35; 10,11; Mc 6,36; 6,56; 8,27; Lc 5,17; 8,1; 9,16…).

No existía clase media: Los terratenientes vivían en Tiberíades (la capital de Galilea) o en Jerusalén. Pequeños propietarios agrícolas o pescadores. Una gran masa de jornaleros sin tierra-La población estaba sometida a una triple opresión: Opresión religiosa. Opresión económica. Opresión política    

No existía una ciudadanía con derechos. Sólo había SÚBDITOS. Como paliativo ante esa situación desesperada fue creciendo la expectativa de un MESÍAS

El MESÍAS iba a instaurar el Reinado de Dios de manera fulgurante, acabando con toda la injusticia y la opresión.

Jesús de Nazaret formaba parte de esta sociedad oprimida. Pero, ADEMÁS, se situó deliberadamente en el lugar social de las víctimas de la exclusión. Podemos decir que se autoexcluye de la sociedad bienpensante y se sitúa en los márgenes, en las afueras de la religión y de la sociedad. Desde ahí recuperamos ya el subtítulo de esta charla: “No se puede captar el alcance y la hondura de la fe en el Dios de Jesús si no la vivimos desde el lugar social de las víctimas de la exclusión”

Probablemente Jesús no hubiera usado esta formulación. (¡No había nacido Carlos Marx!). Jesús arranca de su propia experiencia personal.

Para acercarnos al Dios de Jesús tenemos que buscar la propia experiencia personal de Jesús sobre Dios. ¿Podemos rastrear de algún modo la experiencia de Dios que tuvo Jesús a lo largo de su vida?

En el bautismo de Jesús no hubo discípulos como testigos. Pero Jesús debió contar su experiencia en más de una ocasión. Acudimos al relato de Marcos que es el más antiguo. Marcos no aporta ninguna referencia sobre la infancia o la familia de Jesús. “Sucedió que en aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán.
Inmediatamente, mientras salía del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar como paloma hasta él;
y hubo una voz del cielo: – Tú eres mi Hijo, el amado, en ti he puesto mi favor. Inmediatamente el Espíritu lo empujó al desierto”. (Mc 1,9-11)
Al citarlo por primera vez, Marcos lo nombra sin artículo:”UN TAL JESÚS”, sin familia, sin historia, sin pasado…En las más de 75 veces que aparece después el nombre de Jesús en el Evangelio de Marcos, SIEMPRE aparece ya con artículo: una persona conocida (“el” Jesús, “el” Pedro, “la” María…).

Juan Bautista lo bautiza, pero no lo conoce ni habla con él. Pasa completamente desapercibido. La traducción literal es “vio los cielos rasgados”. Mt: se abrieron los cielos. Lc: se abrió el cielo. El verbo σχζω – skhídsô se usa en cuatro pasajes de los Evangelios: “Se rasgan los cielos” aquí en el bautismo. (Mc 1,10). “Nadie corta (rasga) un vestido nuevo para echar una pieza a un vestido viejo” (Lc 5,36; Mt 9,16; Mc 2,21).
“No dividamos (no rasguemos) la túnica”, dicen los soldados en las crucifixión (Jn 19,24). Tras la muerte de Jesús, “Se rasga la cortina del santuario”
(Mt 25,51; Mc 15,38; Lc 23, 45).

En todos estos pasajes se trata de una acción que no puede recomponerse: LOS CIELOS QUEDAN RASGADOS. HA QUEDADO DEFINITIVAMENTE ABIERTA LA COMUNICACIÓN CON LA ESFERA DIVINA, sin posibilidad de cerrarse.

La experiencia de “ver los cielos rasgados” es sólo de Jesús: intenta explicitar la experiencia de comunicación divina vivida por Jesús. Esa experiencia pasa desapercibida para el resto de la gente. La voz del cielo es también sólo para Jesús: “Tú eres mi Hijo, el amado, en ti he puesto mi favor” [me siento orgulloso de ti]. En Mt, la voz se dirige a la muchedumbre: Este es mi Hijo. Marcos formula la experiencia de Jesús A través de la vista (ve rasgarse el cielo). A través de la voz (Tú eres mi hijo). Se trata de una experiencia interior, que no es necesariamente puntual, pero que pudo tener un momento de especial intensidad.

Jesús necesitó digerir y asimilar aquella experiencia. Este es el sentido de “ser empujado por el Espíritu al desierto”. Fue necesario un periodo de reflexión, de profundización interior, para discernir qué iba a ser de su vida y qué misión debía cumplir.
Recordamos que Pablo hizo lo mismo tras su experiencia en el camino de Damasco: se fue al desierto de Arabia (Gál 1,17).

A lo largo de su vida, Jesús se retira al monte para orar. Saborea y profundiza su experiencia de “LO INEFABLE” (Mt 14,23; 15,29; Mc 6,46; Lc 9,28). Esa experiencia profundizada le ayuda a aclararse en su forma de actuar ante las realidades con las que se encuentra. Tenemos muy claro que todo lenguaje sobre Dios es metafórico.

Jesús lo llama PADRE – ABBA. El término ABBA no se usaba en las oraciones del judaísmo. Históricamente parece ser que Jesús lo usaba siempre que hablaba o nombraba a
“Sabemos que Dios no tiene manos, pero nosotros estamos en manos de Dios”. (Credo de Díez-Alegría). Lo inefable necesita de palabras para ser comunicado Dios. Todo este tema es muy conocido y no me detengo más.

Pero sí quiero subrayar la parábola del padre misericordioso: “Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y se conmovió (esplakhnísthê); salió corriendo, se le echó al cuello y lo cubrió de besos” (Lc 15,20).

El verbo σπλαγχνζομαι- se deriva del sustantivo σπλγχνον – splákhnon = entraña. Es una palabra con resonancias maternales. En la antropología semita las entrañas son la sede de los sentimientos y de las emociones. [Persona sin entrañas]. El himno de Zacarías en el mismo Lucas (1,68): “Por la entrañable misericordia (las entrañas de misericordia) de nuestro Dios”

Volvemos a la parábola. El hijo menor no vuelve arrepentido a casa del padre. Vuelve fracasado y hambriento. Pero lo importante para el padre es que su hijo ha vuelto. El comportamiento del padre resulta desconcertante y escandaloso para el hijo mayor… Nos estamos acercando al Dios de Jesús, ese gran desconocido incluso para personas creyentes, observantes y fieles, como se proclama y lo es el hijo mayor.

La parábola deja un gran interrogante: ¿entra el hijo mayor al banquete o se queda fuera? Esa gran pregunta es la que nos hacemos cada persona creyente:

¿Qué Dios tenemos interiorizado y experimentado? ¿Y cómo sabemos que el Dios experimentado por Jesús y transmitido a lo largo de toda su vida es el Dios verdadero?

Podemos sentir asombro, desconcierto, fascinación, identificación, entusiasmo… Al final nos arriesgamos a dar un salto en el vacío, el salto de la fe, que podemos formular así: Si Dios existe tiene que ser como Jesús lo experimentó y lo transmitió. Sin duda que es un salto en el vacío. Un salto que produce fascinación y vértigo.

Desde esa fascinación y desde ese vértigo volvemos al DIOS DE JESÚS: Desde el Dios paterno-maternal, Jesús profundiza en la fraternidad, como la realización más gozosa de la felicidad humana.

popegodoy@telefonica.net

Sentimos un enorme agradecimiento a Pope Godoy por sus estudios sobre Jesús.

Los dos próximos domingos, completaremos la publicación