“Tener ánimos animosos”

Vamos conociendo quién es Teresa de Jesús. Una mujer judeoconversa, espiritual del siglo XVI en la España de raza y honra. Pero ¿cómo reaccionaría la monja Teresa hoy de nosotros?

Su mística le hizo vivir metida de lleno en los asuntos de su época, para estar atenta a lo que en ese momento hacía falta y supo dar una respuesta a la Iglesia que iba naciendo de Trento, desde la contemplación de los conventos carmelitas que fundaba, pero con los pies en el suelo.

Recordamos su lema principal: “tener ánimos animosos y no dejar acobardar el alma.
Ayuda tener grandes deseos”. ¿Y cuál es el deseo de todo hombre y mujer de entonces y de ahora? Ser feliz. Teresa se sienta a nuestro lado, nos mira a los ojos y lanza, con su estilo sencillo, claro y directo, una pregunta ¿vives feliz?

Se puede estar dentro de los muros de un convento o en medio del ajetreo del metro de Madrid. Pero esa es la pregunta clave ¿vives o arrastras la vida en el aburrimiento y desánimo? ¿Eres feliz y haces la vida agradable a los demás o eres un peso muerto?

La vida es el mayor don que se nos ha dado, Teresa lo sabía, por eso fue una mujer vital, dinámica, apasionada, amante a la par que orante. Se dio “del todo al Todo sin hacerse parte” porque la vida a medias no tiene sentido o se vive o se muere. La mediocridad no tiene lugar en su diccionario. Cada persona que pasó por su vida tenía nombre propio, en su inmensa labor de fundadora, con frailes y monjas por toda Castilla y la Andalucía, conocía a cada uno, se preocupaba personalmente y le aconsejaba. Era madre, porque supo dar vida.

Y esa vida que le brotaba espontanea y a borbotones se la enseñó el “libro Vivo”, Cristo, el que ocupaba el centro de su vida y de la comunidad. Y a sus monjas le aconsejaba mirarle como hombre verdadero ¡qué atrevimiento….! No, simplemente fe y verdad. Lo demás son tapujos de falsas humildades, esas de las que ella tanto huía y tras las que tanto nos gusta esconder la piedad devocional y vacía.

Mirando a Cristo aprendió lo que es la “humildad de andar en verdad” y la verdad le hizo libre de sí misma, de la honra, de los prejuicios religiosos y de los presupuestos sociales. Quiso vivir amando para ser feliz, con la intensidad de aprovechar cada instante.

Textos para la lectura:

Ánimos animosos

Camino de perfección 41, 7-8: Así que, hermanas, todo lo que pudiereis sin ofensa de Dios procurad ser afables y entender de manera con todas las personas que os trataren, que amen vuestra conversación y deseen vuestra manera de vivir y tratar y no se atemoricen y amedrenten de la virtud. A religiosas importa mucho esto: mientras más santas, más conversables con sus hermanas, y que aunque sintáis mucha pena si no van sus pláticas todas como vos las querríais hablar, nunca os extrañéis de ellas, si queréis aprovechar y ser amada. Que es lo que mucho hemos de procurar: ser afables y agradar y contentar a las personas que tratamos, en especial a nuestras hermanas.

Así que, hijas mías, procurad entender de Dios en verdad que no mira a tantas menudencias como vosotras pensáis, y no dejéis que se os encoja el ánima y el ánimo, que se podrán perder muchos bienes. La intención recta, la voluntad determinada, como tengo dicho, de no ofender a Dios. No dejéis arrinconar vuestra alma, que en lugar de procurar santidad sacará muchas imperfecciones que el demonio le pondrá por otras vías y, como he dicho, no aprovechará a sí y a las otras tanto como pudiera.

Libro vivo

Vida 26, 5: Cuando se quitaron muchos libros de romance, que no se leyesen, yo sentí mucho, porque algunos me daba recreación leerlos y yo no podía ya, por dejarlos en latín; me dijo el Señor. No tengas pena, que Yo te daré libro vivo. Yo no podía entender por qué se me había dicho esto, porque aún no tenía visiones. Después, desde a bien pocos días, lo entendí muy bien, porque he tenido tanto en qué pensar y recogerme en lo que veía presente, y ha tenido tanto amor el Señor conmigo para enseñarme de muchas maneras, que muy poca o casi ninguna necesidad he tenido de libros; Su Majestad ha sido el libro verdadero adonde he visto las verdades ¡Bendito sea tal libro, que deja imprimido lo que se ha de leer y hacer, de manera que no se puede olvidar! ¿Quién ve al Señor cubierto de llagas y afligido con persecuciones que no las abrace y las ame y las desee? ¿Quién ve algo de la gloria que da a los que le sirven que no conozca es todo nonada cuanto se puede hacer y padecer, pues tal premio esperamos? ¿Quién ve los tormentos que pasan los condenados, que no se le hagan deleites los tormentos de acá en su comparación, y conozcan lo mucho que deben al Señor en haberlos librado tantas veces de aquel lugar?

Hombre verdadero

Camino de perfección 22, 7-8: Sí, llegaos a pensar y entender, en llegando, con quién vais a hablar o con quién estáis hablando. En mil vidas de las nuestras no acabaremos de entender cómo merece ser tratado este Señor, que los ángeles tiemblan delante de él. Todo lo manda, todo lo puede, su querer es obrar. Pues razón será, hijas, que procuremos deleitarnos en estas grandezas que tiene nuestro Esposo y que entendamos con quién estamos casadas, qué vida hemos de tener.

¡Oh, válgame Dios!, pues acá, cuando uno se casa, primero sabe con quién, quién es y qué tiene. Nosotras, ya desposadas, antes de las bodas, que nos ha de llevar a su casa, pues acá no quitan estos pensamientos a las que están desposadas con los hombres, ¿por qué nos han de quitar que procuremos entender quién es este hombre y quién es su Padre y qué tierra es ésta adonde me ha de llevar y qué bienes son los que promete darme, qué condición tiene, cómo podré contentarle mejor, en qué le haré placer, y estudiar cómo haré mi condición que conforme con la suya? Pues si una mujer ha de ser bien casada, no le avisan otra cosa sino que procure esto, aunque sea hombre muy bajo su marido.

Pues, Esposo mío, ¿en todo han de hacer menos caso de Vos que de los hombres? Si a ellos no les parece bien esto, dejen os vuestras esposas, que han de hacer vida con Vos. Es verdad que es buena vida. Si un esposo es tan celoso que quiere no trate con nadie su esposa, ¡linda cosa es que no piense en cómo le hará este placer y la razón que tiene de sufrirle y de no querer que trate con otro, pues en él tiene todo lo que puede querer!

Esta es oración mental, hijas mías, entender estas verdades. Si queréis ir entendiendo esto y rezando vocalmente, muy enhorabuena. No me estéis hablando con Dios y pensando en otras cosas, que esto hace no entender qué cosa es oración mental. Creo va dado a entender. Plega al Señor lo sepamos obrar, amén.

Mª Rosa Bonilla