Jesús de Nazaret o Cristo resucitado

¿A quién seguimos?

Por supuesto que es el mismo. Por supuesto que Cristo el resucitado, no existiría si antes no hubiera estado entre los hombres el Jesús de Nazaret. Por su puesto que el de Nazaret fue historia y murió.

Pero fue él, el de la historia, quien dijo a los hombres que siguieran sus pasos. Los hombres de hoy no podemos ser como el Cristo al que resucitó el Padre.

Quién defendió al hombre, quien diseñó “lo humano”, quien consiguió el Master en humanidad fue el galileo Jesús, hijo de José y María. 

Hoy contraponemos, y hacemos bien, el Jesús de la historia al Cristo de la fe. Y hay que reconocer que muchos rasgos del Jesús histórico son difíciles de conocer. Como también nos resulta difícil, muy difícil, saber la teología del Cristo de la fe.

Sin embargo, del Jesús histórico sabemos lo suficiente como para seguir sus pasos. Y como cada uno de nosotros tiene un padre, una raza, una época, un lenguaje diferentes, tendremos que llevar alguna señal que nos identifique: “en esto conocerán que sois de los míos: en que os amáis unos a otros”. Cuando lo dijo no lo habían matado, ni lo habían resucitado. Podemos suponer que el amor al hombre fue el recuerdo histórico que dejó en las masas.

Hoy, podría ocurrir que más de uno se acoja al Cristo de la fe para huir de la historia. Puede que en el caso de Jesús, su historia sea mucho más dura y más difícil de entender que al Cristo sentado junto al Padre. 

Algunos temen que la Iglesia se fracture entre Cardenales teólogos dedicados al dogma y Cardenales pastorales dedicados al hombre y a la mujer. Yo no sé qué ocurrirá con la Iglesia Institucional. Me pregunto si detrás de estos líos eclesiales no andará el Rostro de Jesús el Galileo y el Rostro del Cristo de la fe. Una Iglesia que quiere recorrer calles y caminos para oír, abrazar a leprosos y tullidos repartiendo pan y vino. Y otra atraída por la adoración, el estudio, el incienso y órgano del Templo.

Luis Alemán Mur