5 0ct domingo 27 0rdinario

(EXISTEN VERSIONES DESCARGABLES EN https://www.luis-aleman.info/historico-evangelio/)

Mat
21,33-43

Dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo.” Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.” Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.» Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?” Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»

Dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo. Esta parábola no es para el pueblo. Hoy se anunciará al pueblo en las iglesias. Sin embargo es una parábola que condena a los dirigentes del pueblo de Israel: “Sumos sacerdotes y ancianos de pueblo”

Había un propietario que plantó una viña. La arrendó a unos labradores A lo largo de la Biblia, Israel se asemejó siempre a la viña del Señor. Iahvé era el propietario. El pueblo era como la propiedad de Iahvé. Los dirigentes: sacerdotes, senadores y todo dirigentes era trabajador de la viña del Señor. Con el tiempo creyeron que la viña era suya, y que no tenían que dar cuenta nadie, ni al propietario.

“Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.” Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. La reflexiones a las que induce la parábola son de un realismo cruel: En la viña del Señor, y en cualquier viña, los encargados son capaces de adueñarse de las cepas hasta el punto de eliminar al dueño, aunque sea a costa de matar y eliminar al hijo del propietario. Este parece ser el cruel análisis de la parábola de Jesús. Hoy domingo recibiremos los fieles un sermón en tiempo de homilía. Hoy, sin embargo, deberíamos lo creyentes leer esta parábola a los sumos sacerdotes y dirigentes con el ruego de que no eliminen al Hijo de nuestro Propietario.

En toda comunidad cristiana, brotará alguien que se quiera convertir en propietario.

Luis Alemán Mur