Sencillamente, no sabemos lo que es resucitar. ¿Volver a la vida? ¿Volver al punto en el que lo dejamos? ¿Volver a ser quiénes éramos? ¿Recoger de nuevo nuestros nombres y nuestros apellidos? ¿Un rencuentro con los amigos, la familia, con el cacho de historia en la que lo dejamos? ¿Sonreír en la misma curva en la que lloramos?

Como yo no he muerto aún y no he resucitado no tengo ni idea de lo que es resucitar. Y no es que sea un misterio lo que es resucitar. Es que es ignorancia. La gran ignorancia.

Sólo puedo decir que resucitar es una esperanza. Es un producto de una fe.

Se resucita para vivir. Vida y resurrección son sinónimos. Se resucita para la vida. No se resucita para la muerte. La resurrección es la gran obra del Padre. El Padre sólo comunica vida. Es el auténtico día séptimo de la actividad del Padre. Al séptimo día, descansó.

¡Menos mal que no depende de mí! Los predicadores quisieron vincular la resurrección a mí: Yo podía incluso resucitar para morir eternamente. ¡Demasiado poder para un miserable! La resurrección en la que creo, es resurrección para la vida. Y no depende de mí.

Creer en la resurrección, esperar la resurrección es, nada menos, que creer y esperar a Dios.

Luis Alemán Mur