Obispo Joseph Fan Zhongliang

 

Era uno de los líderes de la Iglesia clandestina china. La que tanto ha sufrido desde que el comunismo se hizo con el poder en China e inició su objetivo de aniquilar a Dios para aupar al Estado, el nuevo dios a adorar.

 

La historia del obispo Joseph Fan Zhongliang ejemplifica a la perfección lo que desde la segunda mitad de siglo ha ocurrido con los católicos chinos que se negaron a dejar de ser católicos, es decir, dejar de ser fieles al Papa y a Roma. Ha fallecido a los 97 años. Ya descansa junto a tantos católicos que se han convertido en mártires en el gigante asiático, el país con el que muchos santos soñaron con evangelizar.

 

Ha tenido una vida larga pero repleta de sufrimientos y adversidades que, sin embargo, no le hicieron renegar de la difícil misión que le encargó la Iglesia y más tarde Juan Pablo II nombrándolo obispo de Shanghái ante la total oposición del régimen comunista.

 

Según informa
Asia News
, el obispo chino ha fallecido después de 10 años muy enfermo. No se sabe ni el lugar ni la fecha del funeral por el obispo de Shanghái pues las autoridades chinas, que no lo reconocen como prelado, están intentando con todos sus medios que el entierro tenga un perfil bajo impidiendo que acuda cualquier obispo o multitud de fieles a la ceremonia religiosa.

 

De sus 97 años más de 30 los pasó en prisión o en campos de trabajos forzados. Su delito: ser católico y fiel al Papa. Pero además, durante otros 20 años, cuando era obispo, ha vivido bajo arresto domiciliario. Toda una vida de condena.

 

Monseñor Joseph Fan Zhongliang nació en 1918 y se incorporó a la Compañía de Jesús en 1938. Ya en 1951 fue ordenado sacerdote. No fue mucho tiempo después de haber sido ordenado cuando empezó un calvario que le llevó a vivir la Pasión.


En 1955 el dictador Mao Zedong se propuso eliminar a todos los obispos y sacerdotes que no querían romper la comunión con Roma y por ello fue detenido junto a su entonces obispo, Ignacio Gong Pinmei. Treinta años pasó entre la cárcel y los campos de trabajo.

 

Mientras tanto, Juan Pablo II quiso reconocer la labor de los católicos perseguidos en China y pese a estar en prisión creó cardenal in pectore en 1979 al obispo Gong Pinmei. Esta fórmula se utiliza para no hacer público el nombre del nuevo cardenal cuando éste se encuentra en una situación delicada, tal y como ocurría en este caso. Salió de prisión en 1986 y dos años más tarde el Papa polaco le imponía personalmente el birrete cardenalicio.

Joseph Zan fue liberado en 1978 mientras su obispo seguía en prisión. Pero Juan Pablo II tenía para él una misión muy importante y también difícil. En 1985 fue nombrado en secreto obispo coadjutor de Shanghái y fue consagrado por el obispo de Qinghai. Cuando el cardenal Gong falleció en el año 2000 pasó directamente a ser el obispo titular de la ciudad china.

En ese momento el Partido Comunista decidió hacerle la vida imposible de nuevo y fue arrestado en numerosas ocasiones. Para crear división entre los católicos, las autoridades nombraron su propio obispo para Shanghái, Aloysius Jin Luxian. De este modo, había dos obispos, el de la Iglesia subterránea y el de la iglesia Patriótica. Ambos lucharon por la reconciliación e incluso en la clandestinidad intentaron trabajar juntos por el bien de los católicos chinos.

Sin embargo, el círculo vicioso continúa. Y lo mismo que vivió monseñor Joseph le ha ocurrido al obispo Ma Daqin, ordenado obispo auxiliar de Shanghái y que desde su nombramiento vive confinado en su casa bajo arresto domiciliario. De nada han servido las presiones internacionales. El Partido Comunista pretende controlar a una Iglesia que entre Dios y el César ha elegido al primero, aunque les cueste la vida y su libertad. Descanse en paz Joseph Fan Zhongliang.

Javier Lozano