El Obispo poeta Casaldáliga y dedicado “a muchos franciscanos amigos y a nuestro teólogo, amigo y franciscano, Leonardo Boff”. Aunque su redacción es sencilla y popular, nos hará pensar y sentir intensamente, treinta años después de su publicación. Parecieran escritos ahora mismo versos como “grande la codicia / y el amor pequeño”, “pero hay mucha curia / y carisma poco”, “la madre Natura / llora poluída…” En lo alto de la fe parpadea la esperanza: “Compadre Francisco, / el mundo es tan viejo, / que habrá que hacer otro / para verlo nuevo…” Leamos, sintamos, y actuemos

LA PROVIDENCIA NOS ESTÁ LLEVANDO A UN NUEVO ORDEN…

«En el presente momento histórico, la Providencia nos está llevando a un nuevo orden de relaciones humanas que, por obra misma de los hombres pero más aún por encima de sus mismas intenciones, se encaminan al cumplimiento de planes superiores e inesperados; pues todo, aun las humanas adversidades, aquélla lo dispone para mayor bien de la Iglesia»

(Evangelii Gaudium)

ORACIÓN A SAN FRANCISCO
EN FORMA DE DESAHOGO

Compadre Francisco,
¿cómo vas de Gloria?
¿Y comadre Clara
y la Hermandad toda?

Por acá, en la tierra,
vamos malviviendo;
grande la codicia
y el amor pequeño.

El amor divino
es muy poco amado,
y es flor de una noche
el amor humano.

La mitad del mundo
de hambre se muere;
y la otra mitad,
del miedo a la muerte.

Hay pocos alumnos
que tomen en serio
la sabia locura
del santo Evangelio.

Señora Pobreza,
Perfecta Alegría,
andan en los libros
más que en nuestras vidas.

Hay muchos caminos
que llevan a Roma.
Belén y el Calvario
salieron de trocha.

Nuestra madre Iglesia
mejoró de modos,
pero hay mucha curia
y carisma poco.

Frailes y conventos
criaron vergüenza,
más en sus modales
que por vida nueva.

Tecnócratas muchos
y pocos poetas.
Muchos doctrinarios
y menos profetas.

Firmas y escritorios,
armas y convenios
planean la Historia,
manejan los Pueblos.

La madre Natura
llora, poluída,
su aire y sus aguas,
su cielo y sus minas.

Pájaros y flores
se mueren de susto.
Los lobos del pánico
ganaron el mundo.

Dobló sus pendones
la antigua arrogancia.
Sólo lucro y odio
riñen sus cruzadas.

Pactos y tratados,
guerras y más guerras.
Sangre por petróleo
los imperios truecan.

Compadre Francisco,
el mundo es tan viejo,
que habrá que hacer otro
para verlo nuevo.

Cuando Jesucristo
y Nuestra Señora
vengan a ayudarnos
a mudar la Historia,
contamos contigo
en aquella hora,
y comadre Clara
y la Hermandad toda.

“Respetando la independencia y la cultura de cada nación, hay que recordar siempre que el planeta es de toda la humanidad y para toda la humanidad, y que el solo hecho de haber nacido en un lugar con menores recursos o menor desarrollo no justifica que algunas personas vivan con menor dignidad. Hay que repetir que «los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás»

(Evangelii Gaudium, 190).”