Esta semana es la 1ª de Adviento. Empieza un nuevo año litúrgico. Y con el nuevo año, nuevo comentarios al Evangelio de cada día. Ayudar a comprender y vivir esos relatos evangélicos es lo que pretendido en mi libro (de bolsillo, pero con más de 700 págs.): La religión de Jesús. En la pasta posterior del libro, he puesto el siguiente texto.

Como es sabido, los cuatro evangelios no son cuatro breves biografías de Jesús de Nazaret, ni sus autores pretendieron escribir cada cual su propia “vida de Jesús”.

Lo que nos ofrecen no es una biografía, sino un mensaje religioso. En una biografía lo que interesa es su “valor histórico”. En un mensaje religioso lo que importa es su capacidad para producir “convicciones” que orientan nuestra forma de vivir de acuerdo con la religiosidad que allí se enseña.
Si leemos los evangelios, lo que interesa no es saber si Lázaro estaba muerto y Jesús le devolvió la vida, sino enterarnos de lo que significa, para nuestra vida, la conducta de Jesús, que no pudo soportar la ausencia de Lázaro y que causó que las autoridades del Sanedrín decidieran matarle. Así, en efecto, termina el capítulo del evangelio de Juan que relata el episodio de Lázaro. Resucitar a un difunto es un hecho portentoso. Hacer eso de forma que a uno le cuesta la vida, es un hecho ejemplar. Este libro pretende hacernos pensar, no en la “veracidad” de la vida de Jesús, sino en su “ejemplaridad”. Lo que importa no es saber lo que hizo Jesús, sino vivir como vivió Jesús.

De ahí que la pregunta decisiva que brota de la atenta meditación de estos comentarios a los evangelios no es: ¿En qué cree Vd.?, sino más bien, ¿Cómo vive Vd.?

¿Por qué no nos hacemos todos esta pregunta todos los días? ¿Por qué no se la hacen los laicos, sobre todo quienes tienen cargos de gobierno y toman decisiones que hacen felices o desgraciadas a familias enteras y a miles de criaturas? ¿Por qué no se la hacen los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los obispos, los cardenales…? El papa Francisco…, sabemos que se la plantea y nos la plantea a diario. ¡Vamos a afrontar, sin miedo, el problema!

José Mª Castillo